Fuente el mundo miércoles 10 se septiembre de 2008
El proyecto se enmarca en la Plataforma Europea Cero Emisiones y está previsto su puesta a punto para el 2009. La iniciativa española está promovida por la Fundación pública Ciudad de la Energía y se ubicará junto a una central térmica de producción de electricidad con carbón de Endesa ubicada en el Bierzo. La inversión será de 72 millones de euros y quemará antracita de la cuenca minera donde se emplazará. La producción de energía se estima en 20 megavatios.
Sin embargo, se buscará un emplazamiento idóneo para ocultar este gas invernadero. Se han desarrollado distintas líneas de investigación, identificando las formaciones geológicas que también se adaptan al enterramiento. Se trata de arena, arenisca o carbonatos karstificados localizados por debajo de los 800 metros y que dispongan de una cubierta impermeable como las arcillas.
Pero, los verdaderos pioneros son los germanos, que inaguraron en la localidad de Stemberg un proyecto de la empresa sueca Vattenfall que ha invertido 70 millones de euros en la construcción de esta iniciativa piloto. Intentan frenar las emisiones contaminantes sin necesidad de cambiar la fuente de energía básica y pretende convertirse en una medida eficaz para paliar el cambio climático.
La nueva planta se diferencia de las centrales eléctricas convecionales de carbón, porque no emite a la atmósfera los gases de efecto invernadero, ya que el dióxido de carbono se separa durante la combustión del carbón – en concreto, lignito- y pasa a ser transportado y almacenado bajo superficie.
La tecnología que sitúa a esta planta a la cabeza mundial en el almacenamiento de CO2 y que permite este procedimiento es el proceso de Oxy-fuel ( oxígeno y material combustible). En lugar de realizar la combustión con aire, quema el combustible con oxígeno puro y unos gases de escape que recirculan. Con la descondensación de la emisiones residuales es posible separar el dióxido de carbono de los gases y aplicando alta presión, convertirlo en material líquido. De esta manera, el CO2 se transporta y almacena a más de 600 metro de profundidad, de tal manera que no incide en el calentamiento global.
El proyecto se enmarca en la Plataforma Europea Cero Emisiones y está previsto su puesta a punto para el 2009. La iniciativa española está promovida por la Fundación pública Ciudad de la Energía y se ubicará junto a una central térmica de producción de electricidad con carbón de Endesa ubicada en el Bierzo. La inversión será de 72 millones de euros y quemará antracita de la cuenca minera donde se emplazará. La producción de energía se estima en 20 megavatios.
Sin embargo, se buscará un emplazamiento idóneo para ocultar este gas invernadero. Se han desarrollado distintas líneas de investigación, identificando las formaciones geológicas que también se adaptan al enterramiento. Se trata de arena, arenisca o carbonatos karstificados localizados por debajo de los 800 metros y que dispongan de una cubierta impermeable como las arcillas.
Pero, los verdaderos pioneros son los germanos, que inaguraron en la localidad de Stemberg un proyecto de la empresa sueca Vattenfall que ha invertido 70 millones de euros en la construcción de esta iniciativa piloto. Intentan frenar las emisiones contaminantes sin necesidad de cambiar la fuente de energía básica y pretende convertirse en una medida eficaz para paliar el cambio climático.
La nueva planta se diferencia de las centrales eléctricas convecionales de carbón, porque no emite a la atmósfera los gases de efecto invernadero, ya que el dióxido de carbono se separa durante la combustión del carbón – en concreto, lignito- y pasa a ser transportado y almacenado bajo superficie.
La tecnología que sitúa a esta planta a la cabeza mundial en el almacenamiento de CO2 y que permite este procedimiento es el proceso de Oxy-fuel ( oxígeno y material combustible). En lugar de realizar la combustión con aire, quema el combustible con oxígeno puro y unos gases de escape que recirculan. Con la descondensación de la emisiones residuales es posible separar el dióxido de carbono de los gases y aplicando alta presión, convertirlo en material líquido. De esta manera, el CO2 se transporta y almacena a más de 600 metro de profundidad, de tal manera que no incide en el calentamiento global.
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