lunes, 28 de diciembre de 2009

ACUERDOS MÍNIMOS TRAS EL FIASCO DANÉS



La Cumbre de la ONU del Cambio Climático de Copenhague concluyó con un acuerdo de mínimos al que se opuso Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Sudán, que lo consideran ilegítimo. El compromiso se selló a última hora entre el presidente de Estado Unidos, Barack Obama, los líderes de los gigantes emergentes, China, India, Brasil y Sudáfrica, así como algunos países africanos en desarrollo. Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró en una rueda de prensa tras alcanzarse el acuerdo, que trabajará para convertir ese texto "en un tratado legalmente vinculante en 2010".
El documento, de carácter no vinculante, deja de lado los ambiciosos objetivos colectivos defendidos por la Unión Europea (UE), tanto para los países industrializados como para los en vías de desarrollo. Los firmantes no han fijado objetivos de reducción de gases, aunque sí han dado el visto bueno a una limitación de la subida de temperaturas a 2 grados centígrados para evitar una catástrofe. El acuerdo también establece un fondo total de 10.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para que los países más vulnerables puedan hacer frente a los efectos del cambio climático, y 100.000 millones anuales a partir de 2020 para mitigación y adaptación.
Además de desterrar la posibilidad de un futuro tratado o tratados internacionales de reducción de emisiones de CO2 vinculantes para el período post-Kioto, a partir de 2012, el acuerdo cerrado en Copenhague incluso retrocede respecto de la hoja de ruta marcada en Bali en 2007, donde al menos se indicaban límites flexibles de reducción de los gases de efecto invernadero para las próximas cuatro décadas.
En el nuevo documento se establece que de cara al año 2020, cada país o bloque de países de los industrializados estén en Kioto, o no deberá comunicar antes de febrero de 2010 cuáles son sus objetivos individuales. Las naciones en desarrollo podrán o no fijarse reducciones o límites de CO2 de modo voluntario, pero si lo hacen estarán sometidas a verificación de Naciones Unidas, con la garantía de que su soberanía será respetada, dice el texto. Este extremo satisface así a China, que siempre se ha negado a aceptar supervisión externa.

En la actualidad, las únicas obligaciones de rebaja de las emisiones de CO2 de los países desarrollados son las autoimpuestas, cada quien con un año de cálculo distinto, aunque pueden cambiarlas antes de febrero de 2010; el 20% para el 2020, de la UE respecto de los niveles de 1990; el 4% ofrecido por Estados Unidos -según su cómputo, un 17% tomando como año base el 2005-; el 25% de Japón, y los objetivos referidos por Canadá y Australia, del 20 y entre 5 y 10%, respectivamente, aunque toma como base el año 2000.

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