martes, 4 de octubre de 2011

EL TXIRPIALERO IDEAL Y EL TXIRPIALERO REAL



Después de preparar muchas actividades, muchas personas se muestran aturdidas, descorazonadas: “Esto está muy bien pero no me veo en el papel. No tengo cualidades ni facultades para seguir adelante”.

Por descontado presuponemos que resulta imposible desarrollar de forma integra todas las cualidades y realiza al cien por cien todas las exigencias que requieren nuestras actividades. Pero lo mismo sucede con cualquier vocación o función. Si todos debieran ser el monitor ideal, el coordinador ideal, el alcalde ideal, la madre ideal, NO existirían las madres, los alcaldes, los monitores y coordinadores. No hay TXIRPIALERO ideal, como tampoco hay grupo ideal, ni miembro de grupo ideal y por lo tanto, no impediremos a nadie que quiera integrarse en el grupo.


Con todo es imprescindible proponer el TXIRPIALERO ideal  para que sepa hacia donde debe de tender el TXIRPIALERO real. Para que se mire en su espejo. El mejor TXIRPIALERO es el posible. Lo verdaderamente importante es que estés animoso y decidido a hacer lo que puedas. Es lo único que se te pide.

Todo animador, txirpialero, tiene que tener como norma suprema que quién manda es el grupo. No su capricho sino su desarrollo. Y sabemos que cada grupo tiene su identidad. Sin olvidar los principios rectores existentes en las etapas de un grupo de común aplicación durante su plena vigencia: provocar la máxima participación, el diálogo, el compromiso, las buenas relaciones, etc. Sin olvidar a la creatividad presente casi siempre en un buen txirpialero.

Por descontado no conviene perder de vista la evaluación del grupo y la propia autoevaluación del txirpialero que han de jugar un relevancia destacada en la animación. Son las que nos posibilitarán rectificar el rumbo o confirmarlo.

El entusiasmo, la personalidad, los recursos imprimen un estilo característico al propio txirpialero. Por eso se puede resaltar que existen tantos tipos de animación como animadores. Si el animador, txirpialero o persona perteneciente a un grupo no se encuentra animado, apasionado por su grupo y por la causa que tiene entre manos, su acción resultará fría, rígida.

No se puede dar lo que no se tiene. No se puede animar si no se está animado. Hay personas que saben menos que otros de técnicas, recursos y normas de animación de grupo, pero animan más. Porque están comprometidos, creen en lo que hacen y se siente revitalizados por sus compañeros de grupo.


1 comentario:

Ana Toral dijo...

Siempre son buenas las reflexiones. Creo que estaría bien una de todos los Txirpialeros

Ana