domingo, 6 de septiembre de 2015

BOSQUE DEL REMENDÓN


El bosque del Remendón es una amplia superficie de robledal en excelente estado de conservación. Localizado en el municipio de Guriezo (Cantabria) se trata de un ecosistema muy bien aprovechado por los vecinos, fuente primordial de materia prima y en épocas pasadas aprovechado para obtener carbón, como se puede aún apreciar en alguno de sus rincones.
Doce kilómetros nos permiten cubrir el recorrido en cerca de tres horas, parando en algunos tramos para contemplar su cerrada vegetación. Perfectamente balizado optamos por hacer el recorrido cruzando el puente en el barrio de Angostina y seguir el curso del río, jalonado por alisos y sauces.

 Apretando el paso vamos cobrando altura. Ascendemos hasta presenciar las primeras cagigas, en un aclarado del propio bosque . El aprovechamiento maderero, por medio de las suertes, en beneficio de los vecinos adquiere en este lugar su máxima expresión.

 Un caballito del diablo merodea en las proximidades del arroyo. En busca de sustento que le permita proseguir su camino por este intrincado bosque.

 La sobria oscuridad del terreno permite encontrarnos con tonalidades propias de la estación otoñal, aún estando en verano. Los ocres y amarillos de las hojas del roble aportan otra textura al paisaje.

Algunos ejemplares tienen un porte considerable. En altitud, copa y tronco, respecto a la edad no llegan a ser centenarios pero si se aproximan a esta cifra.

La oquedad en algún tronco constituye un verdadero refugio de biodiversidad para otras especies diminutas: invertebrados y microrganismos que aprovechan estos huecos como refugio, casa y morada.


Sus ramas prolongadas en perfecta simetría, constituyen verdaderos tentáculos, convirtiéndose por un instante en auténticos candelabros gigantescos, que abordan los límites del sendero.

 El verde intenso decora el paraje. Como decía Pessoa: "El verde de los árboles es parte del rojo de mi sangre". El musgo presente en las piedras y a los pies de los árboles le de un aspecto mágicos, de bosque encantado al entorno por el cual transitamos.

 Desde el interior del bosque, aprovechando un claro del mismo, las vistas del horizonte se muestran reiterativas: una masa forestal copiosa, abundante, exhaustiva cubre nuestra vista.


El sendero discurre paralelo a la acequia de Mongarrido, una obra hidráulica que recoge las aguas de las zonas altas y la transporta hacia una estación hidroeléctrica en el pueblo de Trebuesto  para generar energía.

El tronco seco acoge en su seno, futuros brotes de otras especies que poblaran este bosque de roble albar. Incipientes txirpiales que muestran sus primeras hojas que adornaran este autentico vergel. Encontramos, sauces cantábricos, madroños, avellanos, majuelos, espinos cervales, abedules, manzanos silvestres durante nuestro recorrido vespertino.

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