sábado, 28 de noviembre de 2015

DOS FORMAS DE VER EL OTOÑO

¿Cómo puede suceder que el Otoño muestre dos caras diferentes en apenas 50 km? Los que separaran las Comunidades castellano leonesa y cántabra , las provincias de Burgos y Cantabria. El arroyo Pandillo y su entorno poblado de  robles y hayas, conformando un bosque mixto mayoritariamente era mi objetivo.



Las hayas y su variedad cromática todavía, a finales del mes de Octubre no  mostraban su poderío. Este ejemplar de la fotografía no alcanzaba su esplendor otoñal. Sin embargo, esta joven haya si que quería adquirir ciertas tonalidades propias de la estación ofreciendo unas matices muy interesantes a los ojos  que la contemplaban.




La despensa del bosque se muestra muy generosa. Copiosas y abundantes bellotas de las cajigas cántabras materia primas básica para restaurar nuestros  montes y espacios naturales.

Flora adecuada a la época en la que nos encontramos, el azafrán silvestre busca la supervivencia dentro de este ecosistema que no le considera intruso para sus intereses.

No podían faltas los hongos, las setas como las de la imagen inferior agazapadas, agrupadas en matas o corros sobre un tronco, a la vista de cualquiera que se precie degustarlas.


A cierta altitud, los primeros colonizadores del estrato arbustivo suelen ser los abedules, en este caso son las hayas quienes van comiendo el terreno y van coloreando sus copas adecuando su vestimenta a la estación otoñal.

Abandono esta zona para transitar por el puerto de Estacas de Trueba hacia la vertiente burgalesa de esta apasionante Cordillera Cantábrica. Un alto en el camino al poco de salir de Vega de Pas  permite obtener una instantánea  reveladora del paisaje en los primeros tramos del puerto.


Antes de coronar el puerto, a la izquierda de la carretera en obras, por cierto, contemplo el horizonte bañado por un mar de nubes que parecen sumergir el valle en un autentico océano. Los seles del valle se encuentra sumergidos por debajo de éste.


El río Trueba en este curso alto forma cascadas bellas con abundante agua que es propicia para darse un chapuzón, eso sí, en la época adecuada.

La carretera, por otra parte, nos va introduciendo en pleno descenso hacia el esplendor del otoño. En esta curva se puede apreciar la variedad cromática de los árboles que la circundan.

Más adelante una nueva parada permite contemplar “in situ” la paleta de colores con la que se visten los arboles y arbustos a este lado de lado de Cordillera Cantábrica.


También el bosque de galería, de ribera el que escolta a los arroyos y riachuelos de la zona presenta una vestimenta adecuada para la ocasión, pleno de ocres, rojizos, amarillos que contrastan con el verde de las praderas adyacentes.


Y para culminar el día, de este contrastado Otoño de finales de Octubre a ambos lados de la Cordillera Cantábrica, un nuevo alto en el camino, antes de llegar a Espinosa de los Monteros. Este imponente árbol, rico en matices, componiendo un cuadro natural con una abundante paleta de colores.



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