sábado, 31 de diciembre de 2022
REQUIEM POR LOS OLMOS
viernes, 16 de diciembre de 2022
ESCULTURAL OTOÑO
AL FNAL DEL OTOÑO
POESÍA VISUAL DEL OTOÑO
El color verde va desapareciendo gradualmente y otros pigmentos toman el relevo gracias a los azúcares y otros metabolitos atrapados en las hojas. El ginkgo (Ginkgo biloba) es un magnífico ejemplo de este proceso, ya que sus hojas adquieren una bella tonalidad dorada gracias al ácido 6-hydroxy-kinurénico que refuerza la coloración de los carotenoides. (López Sáez, José Antonio, pags. 32-38, Quercus 296, Oct. 2010).
Cualquier rincón de cualquier parque de una ciudad compone una bella estampa otoñal, despertando nuestros sentidos en busca de una instantánea oportuna.
Unas 290 especies de 70 géneros botánicos adoptan tonos rojos en otoño, mientras 378 de 97 géneros se tiñen de amarillo. Aún así, resulta sorprendente que la mayoría de las especies no cambien de color en otoño. (op. cit. Quercus 296).
Al rojo viran los árboles del género Liquidambar, así como la vid, numerosos arces y abundantes rosáceas. (op. cit. Quercus 296).
En definitiva, los cambios de color que ocurren durante la senescencia foliar están relacionados con la movilización de nutrientes y su reabsorción por las células de las hojas, normalmente bajo situaciones de estrés biótico y abiótico. En cualquier caso, senescencia y abscisión (caída de la hoja) son adaptaciones de los árboles frente a días más cortos y temperaturas más bajas, cuando el coste de mantener las hojas es mucho mayor que el beneficio que pueda reportar la fotosíntesis. (op. Cit. Quercus 296).
Contamos con tres elementos imprescindibles de nuestros bosques durante la estación otoñal: la agalla, la bellota y la hoja marrón del roble caído. Si recolectamos cientos de miles de bellotas como la de la imagen, podemos ir repoblando nuestros bosques autóctonos de especies adecuadas a nuestra latitud. Los plantabosques no descansamos para alcanzar nuestro cometido.
Observamos este pequeño bosque teñido por un arco iris de colores con distintas especies de árboles. La estampa otoñal podía haber sido capturada en cualquier bosque caducifolio de nuestra región atlántica, sin embargo, es claramente perceptible desde la Universidad de Deusto.
La explicación usual ha sido considerar que los tonos otoñales son
consecuencia de la propia senescencia de las hojas, es decir, un carácter
secundario que en ninguna manera es adaptativo. No obstante, este punto de
vista ignora dos hechos fundamentales. En primer lugar, la caída de las hojas
no está relacionada con las tonalidades llamativas. De hecho muchos árboles
mantienen sus tonos verdes o apenas adoptan el marrón típico de la muerte
celular, e incluso entre individuos de una misma especie algunos colorean sus
hojas y otros no. Abscisión y senescencia podrían ser preadaptaciones al
fenómeno del colorido otoñal, pero no son la misma cosa. Y, en segundo lugar,
los tonos coloreados no son el efecto de la degradación de la clorofila, sino
que proceden de nuevos pigmentos sintetizados en otoño, lo que implica un coste
energético y no pueden por tanto ser un efecto secundario de la senescencia.(op. cit. Quercus 296).
Adaptar una tonalidad llamativa en otoño tuvo que responder a una ventaja adaptativa en los vegetales o, de lo contrario, no habría perdido su tiempo evolutivo en un esfuerzo tan peculiar. (op. cit. Quercus 296).
La perspectiva de la toma, adaptando el rol de una hoja caída encuentra una composición distinta contrastando con el verde del follaje del fondo, es lo que tiene el otoño.
Los árboles son muy generosos con aquellos que los respetan y los cuidan. Es época de recolectar los frutos que estos nos obsequian como el de la imagen, la castaña desprendida del erizo que la resguarda y cobija.
Durante el otoño, el color rojo está presente en casi un 10% de los árboles caducifolios de las regiones templadas, mientras que el amarillo domina en el 15%. El roble americano (Quercus rubra) elige el rojo, mientras que otros muchos congéneres europeos (Q. pyrenaica, Q. robur) se inclinan por el amarillo. (op. cit, Quercus 296).