sábado, 19 de septiembre de 2009

POR EL CAMINO DE SAN SALVADOR

La peregrinación a Santiago de Compostela fue durante los siglos que van del IX al XVII uno de los fenómenos culturales más relevantes del occidente cristiano. Durante todo este período, los caminos a Santiago no sólo acogieron a los peregrinos, sino que toda una serie de flujos de ideas, corrientes artísticas, de tradiciones y actividades económicas confluyeron en estas calzadas y desde ellas, se irradiaron por todos los países del oeste europeo.
La relevancia de las reliquias depositadas en la Catedral ovetense permite mantener vivo su culto, de modo que, desde León se promueve una ruta, el Camino de San Salvador, para visitar la Cámara Santa de la catedral bien a la ida o al regreso de Compostela.

Saliendo desde León en dirección a la Robla, que hace referencia clara a los numerosos robles que conforman la cubierta vegetal boscosa del municipio. Un tanto diezmada por las recientes intervenciones en infraestructuras, minería o industria. Seguimos el curso del río Bernesga, cuya toponimia es de origen indoeuropeo, "vern", en su significado de agua; así Vernisca, como en algún momento fue denominado, sería agua con salgueras y mimbres, descripción del río en sus tramos de cabecera. Otra interpretación , atribuye a bernesga una referencia al río de los orniacos, los antiguos pobladores preromanos de las montañas.
Los sauces y alisos proliferan en los margenes del cauce. Al apartarnos del río, abundan otras especies con menor tolerenacia al encharcamiento, aunque exigentes en la humedad del suelo. Chopos, álamos, fresnos, avellanos, configuran la vegetación de los sotos y vegas, mofificada por usos antrópicos ancestrales encontrando en estos suelos, ricos en nutrientes, terrenos adecuados para el desarrollo de la agricultura.
Continua el itinerario por los pueblos de la Pola de Gordon, llegando a Buiza y adentrarnos en sus calles, para tomar el camino de la Forcada de San Antón en dirección a Rodiezmo. Desde Buiza, entre las ukltimas matas de robles, orientadas a la solana y algunos afloramientos rocosos, va ascendiendo la senda hasta ganar el collado.
La senda empedrada muestra en toda su amplitud la antigua calzada. Desde la Forcada de San Antón, unas antiguas construcciones que la tradición asimila con el antiguo monasterio de San Antón donde siempre se ofreció cobijo y atención al peregrino, proseguimos camino hacia Rodiezmo. En la pendiente bajada, observamos la cruz de la fotografía, en la que los pregrinos se detienen a elevar sus plegarias. Nos adentramos en el otro valle . Ascendiendo por el serpenteante puerto de Aralla, en cuya cima encontramos un ejemplo más de la memoria historíca de este país. Una placa como la de la fotografía de abajo, en la que se recuerda al abuelo del actual Presidente del Gobierno.

Entramos en los terrenos que la poderosa abadía de Arbas dominó durante siglos en estos puertos y valles y de los que obtenía cuantiosas rentas por su arrendamiento como puertos de verano para las merinas transhumantes. Un dato curioso, es como en pleno siglo XXI, llos dominios de ARBA y sus asociados llegan también a esta región inhóspita, como muestra la fotografía inferior.



Y termina la ruta en Arbas del Puerto, un conjunto de edificaciones junto a la colegiata, en las estribaciones del puerto de Pajares. Fue monasterio medieval y hospital, sometido siempre a las disposiciones del abad. Aunque se desconoce el origen o fundación de Santa María de Arbas. Cuentan diversas historias, pero sin datos que se puedan contrastar. Una de ellas relata que fue un discípulo de Santiago apóstol su fundador; otra, la atribuye al propio Don Pelayo, quien levantó una pequeña iglesia en agradecimiento a la vistoria de Camposagrado.

El edificio destaca como representativo del románico rural leonés, con tres naves y cabecera triple sin crucero. Los ábsides laterales cuadrados y el central semicircular. La puerta de la iglesia conserva, labrada en piedra, la leyenda de su construcción: durante las obras , un oso devoró uno de los bueyes que transportaban la piedra. El canónigo Pedro entonces, unció el yugo al oso, que misteriosamente amansado, prosiguió con el acarreo hasta que éste estuvo concluido.

Los capiteles de su interior ofrecen una gran variedad de motivos, algunos esquemáticos, geométricos o vegetales y otros simbólicos. Se conservan igualmente algunos añadisos posteriores , como la torre de finales de siglo XVII, o la bóveda de la nave central de la iglesia y el pórtico del siglo XVIII.

1 comentario:

andy dijo...

que aburridito no lo creen