lunes, 28 de septiembre de 2009

¿TENEMOS MÁS ÁRBOLES?


Del blog TIERRA por Joaquín Araujo del 23 de septiembre de 2003.


Lenta, tenaz y silenciosamente lo espontáneo aprovecha las fisuras: se cuela por los abandonos. La falta de rentabilidad económica convencional es su posibilidad de recuperarse.
¡Lástima!
No que gane terreno lo vegetal en nuestro país, sino que esta descomunal riqueza que es cada uno de los árboles, no sea todavía incluida en la contabilidad. Quiero recordar, una vez más, el gran despropósito que sigue siendo el que un trozo de madera compute en el PIB y un árbol, que acomete y logra miles de funciones esenciales para la continuidad de la vida no sea reconocido como "ente" económico de primera necesidad.
Pero las palabras clave, hoy, son dejadez, olvido, trampa… Todas ellas acompañan al fuego, éste que prácticamente contraresta el crecimiento de la superficie forestal que registran los nuevos inventarios.
Se afirma con entusiasmo que somos el segundo país del planeta en incremento de la superficie arbolada. Tras China, por cierto. Pero no lo es menos que, tanto aquel coloso como nosotros, vamos a la cabeza de la degradación y pérdidas de suelo. Que en las primeras etapas de la recuperación aumenta el potencial combustible en los montes.
En cualquier caso dos olvidos más a subsanar: El primero es que del catálogo de tierras con arboleda deben salir, aunque sea momentáneamente, las superficies quemadas hasta que tengan el mismo aspecto que el día antes de su conversión en cenizas.
Por otro, aquilatar, con todo rigor, cuándo podemos llamar a un territorio boscoso o arbolado. Porque todavía se suele considerar así, tanto a 50 árboles en una hectárea, como a mil o más. Tanto a una superficie con diminutos arbolitos como a una dehesa con robustos pies de 300 años. Luego, aunque costará lo indecible, pongámonos a cuidar de nuestros mejores auxiliares a lo que más puede hacerlo: la consideración, el respeto e incluso la admiración.
Porque siguen faltando encuentros entre la capacidad de valoración de nuestra sociedad y uno de los elementos básicos que la sostienen. Y eso quema.

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