lunes, 10 de mayo de 2010

TRAS LAS HUELLAS DE LOS CORSARIOS

"Fijaros en los lirios del campo, hoy son y mañana se echan al estercolero. Pero yo os digo: que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos".
Cita Bíblica

Y vaya que si los observamos. En todo su esplendor, a ambos lados del prolongado repecho que nos conducía al mirador del Eneperi. La jornada comezó en la Plaza de la Venta en Bakio. Tras una espera que superó los minutos de cortesía y de abuso, el jefe de la expedición hizo sonar su silbato anunciando el inicio de la marcha.
Una primera parada en el mirador de Askada nos permitió vislumbrar los encantos de esta playa costera, su agua remansada y todavía tranquila. Aunque la marea se encontraba baja, lo que dejaba al descubierto los acantilados y rocas que la circundan.

En este punto, cuando uno sobrevuela el litoral vizcaíno y pasa por esta costa, puede apreciar a vista de pájaro las iniciales del municipio desde el aire. Continuamos ascendiendo para adentrarnos en el Biotopo protegido de San Juan de Gaztelugatxe. Encontramos los lirios anteriormente citados, los murajes entremezclados con las margaritas, violetas y el lino. Y otros bioindicadores como la babosa que reptaba de la hierba colindante hacia la pista de asflalto. Presagio de que se avecinaba lluvia, según un acertado integrante del grupo. Pero también observabamos la dura faena de la avispa, en su trajín continuo de flor en flor en busca de sus avisperos semiocultos.

El paseo incluía una visita a la Ermita de San Pelayo del siglo XII. Lo que más destaca en la portada de este edificio románico son las dos parejas de capiteles, de talla esquemática de tipo vegetal, una de opción de capitel corintio con elementales y numerosas estrídas que recuerdan las capas de una cebolla.
En segundo lugar, otros de los atractivos del edificio religioso es el potente arco triunfal de ingreso en la capilla mayor. Es también apuntado y su arco de pesadas dovelas descansa sobre fuertes columnas con grandes capiteles de sumaria talla de dos o tres estrídas y caulículos de los que penden pomas redondas.



Y por último, reseñar la relevancia de su cabecera, con su apuntada bóveda de mapuesto y, sobre todo, con su ventana de medio punto y aspilleraza, orientada a levante. En ese vano lo que destaca es el sistema curativo de los fustecillos y de los capiteles. Siendo distintos entre si: uno, encestado a base de doble malla de círculos y losanges superpuestos, y el otro, una red de gruesos lazos con botones en los huecos.


Con los acordes del Ave María como música de fondo nos despedimos de este enclave del románico vizcaíno. Nuestra siguiente parada la Emita de San Juan de Gaztelugatxe, ubicada entre las localidades de Bermeo y Bakio, perteneciente al primero, aunque eclesiásticamente pertenece a la actual parroquia de San Pelayo de Bakio. Junto con otra pequeña isla vecina, la de Aketze forma el biotopo protegido. La Ermita alzada en lo alto de la isla a la que hay que acceder a traves de un puente de piedra y a continuación ascender y descender los doscientos treinta y un escalones que facilitan su acceso.


Tras el prolongado ascenso y el oportuno replique de la campana por tres veces consecutivas formulando un deseo, los osados excursionistas descendieron del vía crucis para proseguir el camino de vuelta a la localidad de Bakio.


La euforbia, el gamón, el hinojo marino y la pulmonaria se cruzan en nuestra trayectoria en los escarpados acantilados que circundan el biotopo protegido de Gaztelugatxe. Nuestro experimentado jefe de expedición nos comentó como fue testigo presencial del hallazgo de la cabeza de San Juan en los acantilados próximos a la subida de la Ermita. Conviene no olvidar que el 10 de Octubre de 1978, sufrió un incendio intencionado por parte de algunos desaprensivos. Este lugar estratégico de la costa se convirtió en testigo mudo de trapicheos de piratas y corsarios de varias nacionalidades, que caerían en la tentación de imaginarse que se trataba de una isla de tesosros, y que les ofrecía buen botín, o al menos apetitosos alimentos.
La lluvia nos acompañó en un pequeño tramo de nuestro recorrido. Antes de acortar
camino por la senda de la aguileña para proseguir destino a Bakio y restablecer fuerzas en una entretenida comida en una cercecera local.

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