miércoles, 14 de noviembre de 2012

POR EL ROBLEDAL DE ARRATZU


                                   
La Reserva de la Biosfera de Urdaibai tiene muchos encantos que de primera mano siempre pueden conducir a los viajeros a observar aves, surfear en Mundaka y sumergirse en su playas salvajes. Por eso pasa más desapercibido el robledal de Arratzu, a tan sólo seis kilómetros de  la Villa Foral de Gernika. Enclavado en un barranco estrecho, húmedo y sombrío atravesado por el el discurrir del río Golako se encuentra uno de los bosques  más desconocido y bello de Vizcaya.

                                     
El inicio de la ruta constituye en si misma un verdadero jardín botánico al natural. Según nos encaminamos al puente de Artzubi descubrimos una variedad de arbustos enriquecedora: sambucus nigra, laurus nobilis, Euonymus europeaus, cornus sanguinea y entre los ejemplares de árboles predominantes  el fraxinus excelsior.


El Quercus robur se hace notar: generosas bellotas, algunas iniciando el proceso de arraigo en la zona, se muestran al visitante en su máximo esplendor. Buena señal para la regeneración natural del ecosistema.


El Ilex aquifolium de la imagen, asociado muy directamente con la Navidad, aparece en las inmediaciones de la Iglesia de Santo Tomás. Los y las malinencionados podarán una rama de aquí, otra  de allá de cara a las fiestas navideñas con el el fácil y manido argumento que una ramita no hace daño a nadie para adornar su árbol o nacimiento familiar.¿Recordareis aquella campaña que hicimos para proteger esta y otras especies durante la Navidad hace ya unos años?


Los líquenes, principalmente parmelia perlata y parmelia caperata aparecen adosados a la corteza de la as ramas de muchos árboles muertos. Una muestra más de la relevancia que tiene un árbol a pesar de no encontrarse vivo.


El puente de Artzubi data del silo XVI y por él transita el camino jacobeo que unía la Colegiata de Santa María de Zenarruza con Gernika. La inmensa cantidad de plantas que proliferan en la zona ha recubierto el arco del puente que cruza el río Golako. El cauce del mismo aparece tranquilo, manso, y con apenas profundidad.


Se acerca la hora de recoger los beneficios que el bosque nos proporciona. No todo es aire puro, calma, sosiego y escuchar el trinar de las aves. También se pueden recoger las castañas como las de la imagen que cubren la calzada empedrada del puente.


Este joven ejemplar de Castanea sativa denota el colorido de la estación otoñal. En un futuro no muy lejano obsequiará a los caminantes frutos como los de la instantánea anterior. Entonces obtendremos ganancias netas de Biodiversidad.


El salto de agua en la presa del río Golako muestra la fuerza del caudal, aunque como hemos mencionado anteriormente la profundidad del mismo  era escasa. Buscamos en su recodo y compuerta la posibilidad de que existan inquilinos, como el mirlo acuático ¿lo encontramos? os dejamos con la incertidumbre.


En este lugar precisamente, nos topamos con este ejemplar joven de corylus avellana. Resistiendo al cambio de color en su hoja y a la pérdida de  la misma, para dar nuevos brotes  y frutos en el próximo año.


Este pequeño arbusto de Ruscus acuelatus  nos llamó la atención.Su extracto era utilizado por los físicos griegos como laxativo y diurético, en 1950 volvió a tomar importancia cuando un científico francés descubrió dos químicos presentes en sus raíces que provocan la contracción de los vasos sanguíneos, aumentan la firmeza de las venas y ayudan a reducir la inflamación. Actualmente el extracto que se obtiene de sus raíces es utilizado para tratar problemas ocasionados por mala circulación como venas varicosas y hemorroides.



El musgo común como el de la fotografía, polytrichum commune, tiene su relevancia al tratarse de una planta pionera ya que es la primera que coloniza un espacio desocupado: un muro viejo, un tronco de un árbol. Con ello proporciona la llegada de otros vegetales a los que suministrarán el humus indispensable para su crecimiento.


No podían faltar curiosidades como la de la imagen anterior a este texto. ¿Simbiosis, parásito, interacción. Una disciplina más en el ecosistema complejo del bosque.


La ansiedad, precipitación y ganas de encontrar manjares superiores hizo desistir a un avispado visitante del bosque en recolectar para su cesta personal este ejemplar de champiñón. A lko mejopr le aguardaban mejores placeres culinarios.


Este pequeño enclave de robledal mesofítico en uno de sus tramos y robledal acidófilo en otro se ha convertido en objeto de estudio por parte de las huestes universitarias. Varias caja nido se han instalado para proporcionar cobijo y estudio a la avifauna que en ellos pulula.


Es hora de regresar y al  levantar la vista para contemplar el regalo del inmenso paisaje que nos atesora obtenemos una mirada de la lucha que llevan en estos terrenos el bosque mixto con los cultivos forestales que proliferan en grandes dosis.


Pero no podemos concluir este paseo sin realizar una referencia a la función de los hongos en el equilibrio ecológico del bosque. Con frecuencia cada tipo de seta sólo puede vivir asociada a un árbol determinado originando una entidad denominada simbiosis en lo que cada uno le regala al otro lo que le falta: la seta le  proporciona al árbol  nitratos, que su extenso micelio va a buscar más allá de las raíces de éste y su socio le proporciona hidrocarburos, que la seta no puede fabricar por falta de clorofila.
Es lo que tiene el otoño, el renacer de la vida, la vuelta a los orígenes.


1 comentario:

Inés. dijo...

Bonito recorrido y sobre todo las fotos. Leer el blog es trasladarse a otra dimensión más allá de la propia realidad. Gracias