El paseo comienza a la entrada del pueblo en dirección a Leitariegos. Cruzamos la carretera y descendemos por un estrecho camino asfaltado. Cruzamos un puente y a unos 50 metros empieza el paseo que se prolonga por la ribera del río. A primera vista sorprende la ubicación de las viñas, cercanas al cauce del agua.Según se va ganando terreno al camino, muy saludable, de fácil recorrido y apto para cualquier edad, la vegetación cobra relevancia.
El género salix, como el de la imagen superior, cobra cierto protagonismo. Secundado por otras especies que iremos conociendo a continuación.
El sauco, sambucus nigra,muestra sus hojas verdes brillantes y humedecidas a consecuencia del ligero rocío matutino.Sus frutos maduros pueden proporcionarnos sabrosas mermeladas,salsas y jaleas e incluso un delicioso champan afrutado obtenido de sus flores.
No paso desapercibida esta humilde morada colocada a propósito en uno de los árboles del río. Las cajas nido son excelentes refugios para las aves residentes o migrantes que pululan por este ecosistema.
El itinerario esta salpicado de paneles informativos como el de la fotografía superior donde se informa a los viandantes de todos las especies de flora y fauna que se pueden encontrar a lo largo del recorrido.
Espectaculares son los saltos de agua en forma de cascadas que se suceden a lo largo del paseo. La fuerza del Narcea se manifiesta por doquier. Y la calidad de sus aguas dicen mucho en cuanto a la conservación y gestión de las mismas mostrándose como un buen bioindicador de biodiversidad fluvial.
Si se desea hacer un alto en el camino, y no se lleva nada en la mochila que llevarse a la boca, podemos detenernos y saciar nuestra gula con los frutos de esta higuera. Eso sí, siempre que estemos en la temporada propicia.
Otra de la especie muy abundante que vimos fue del género acer. Algunos de sus ejemplares tenia un cuerpo frondoso y esbelto que denotaban cierta edad. Actuando de testigos mudos de lo que acontece por la ruta.
A pesar de la grafiosis y sus consecuencias nefastas para su especie, el ulmus, pequeños rebrotes luchan por sobrevivir en los margenes del río, en un esfuerzo titánico por arraigarse en la tierra y pervivir en el tiempo.¿Lo lograrán?
Acostumbrados a verlos en la ciudad y el entorno urbano, este ejemplar del género ligustrum nos confudió. Sus hojas coriáceas y el verdor de sus follaje llaman la atención entre tanto vergel disuasorio.
Al apartar la mirada del río, y buscar el horizonte, encontramos a cierta altitud otra explotación vitícola. Casi medio camuflado entre la vegetación dominante de la zona aparece como un reducto único que se abre paso en mitad de la ladera.
Pero no obviamos a las flores y su relevancia dentro del paisaje fluvial. Os dejo dos muestras sucesivas del mismo tono y color en distintos tramos del paseo.
Para hacerlo más interactivo esta guía visual evito poner su nombre para que seáis vosotros que nos leéis con cierta frecuencia la que nos mencionéis de que especie se trata.
Una última fotografía que por el tipo de hábitat en el que paseamos y la ubicación geográfica en la que se encuentra no os resultará difícil de adivinar.¿Las habéis identificado ya?
Nos alejamos un poco de la ribera del río por la carretera que conduce hacia los viñedos próximos. Observando un poco más allá del camino contemplamos la variedad de especies que circundan el paisaje.
Abrimos la profundidad de campo de la cámara para obtener esta instantánea que muestra el respeto por las costumbres tradicionales; pervivencia del bosque natural y su diversidad de especies alternándose con la producción de vino que intenta sacar adelante la denominación de origen para el vino de Cangas.
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