Hasta cinco veces repitió el presentador del acto la palabra Bosque en la inaguración del Parque Munoa en el municipio de Barakaldo. Desde esta página no vamos a entrar en consideraciones presupuestarias y políticas de lo que se debe o no hacer con dinero público. Pero si mojarnos en la definición de BOSQUE que consideramos la más acertada:
Un bosque es un
ecosistema natural y complejo, dominado por especies arbóreas y vegetación
autóctona del lugar, animales, hongos y
microorganismos del suelo. Todos estos elementos establecen un conjunto de
interrelaciones que perduran en el tiempo,
autoabasteciéndose sin necesidad de la intervención del ser humano, no
es por tanto, un conjunto de árboles uniformes y de idéntica edad.
Si seguimos la premisa anterior, la finca Munoa no cumple ese requisito. Pues como dice en el folleto de mano promocional: " Su abundante arbolado le convierte en un pequeño bosque". Si los abetos, eucaliptos, cipreses, acacias, robles americanos, palmeras, sequoias, mimosas y cedros son propias de nuestra región eurosiberiana algo falla en el ecosistema. Vale que existan unos chopos, tilos y hasta un tejo longevo, pero el resto de vegetación se corresponden a los gustos del propietario de la parcela que fue introduciendo árboles y arbustos de otras latitudes.
Por lo que respecta a su diseño se corresponde a un jardín británico con sus correspondiente caballerizas, estanque en su interior y pinceladas artísiticas como lo demuestran los bancos de la entrada cubiertos de cerámicas con secuencias del Quijote, como se puede apreciar en una fotografía anterior.
Por otra parte, agradecer la presencia de un árbol viejo que permita a los otros habitantes del parque establecer su morada como se reseña en la definición arriba citada ( hongos, microorganismos, invertebrados, entre otros)
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