Ubicada en el Monte la Redonda, al lado de la ermita de San Roque en Colindres, cerca de 400 años la contemplan, siendo testigo de los innumerables peregrinos, curiosos y caminantes que la circundan, algunos de ellos sin reparar en su longevidad y relevancia. Superviviente del expolio maderero y la demanda de materias primas de los siglos XVII y XVIII a los que se sometieron los bosques de la localidad para la construcción naval (roble y castaño) y la producción de carbón (encina). En la actualidad otro tipo de vegetación dominante la acompaña, cultivos forestales (eucalipto) ,además de una vistas panorámicas sobre la marisma y el propio pueblo.
Con una altura de 16 metros y un perímetro de base de 4, 40 metros presenta una proyección aproximada de la copa sobre el terreno de 200 metros cuadrados, con una raíz central y otras tantas laterales que la sustentan fijándola de forma permanente.
Sus hojas más oscuras y coriáceas por su haz y claras por su envés permanecen en las ramas de su morada entre dos y cuatro años para darle un aspecto frondoso a su copa y extremidades. Su tronco no presenta graves hendiduras ni muestras de daños ocasionados por los humanos.
Ganadora del concurso convocada por la ONG Bosques sin fronteras al árbol del año 2023 y candidata al título Tree of the year 2023 a nivel europeo. Por otra parte, se ha convertido en el estandarte de una campaña local que enaborla la bandera de la reforestación. Con más de dos mil árboles autóctonos plantados con la idea de regenerar el paisaje como estaba en épocas pasadas.
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