sábado, 29 de abril de 2023

¿QUO VADIS ULMUS MINOR?


Ilustraciones de la página web olmos vivos para reconocer e identificar los tipos de olmos que existen en el geografía peninsular. Con esta ayuda resulta difícil confundirlos entre ellos.
Recuperamos de nuestra hemeroteca este frondoso articulo  publicado en el Boletín de ARBA ( nº 19, Dic. 2007)

Que ingrata resulta con frecuencia la memoria. Con la de historias positivas, fructíferas, gratificantes y alentadoras que he propiciado a todos aquellos que me rodean. Acaso no os queréis acordar de quién fue vuestro primer testigo mudo del vínculo amoroso cobijados bajo un cielo de hojas primaveral; aquellas conversaciones sobre lo divino y lo humano que entablabais bajo la sombra de mi copa en una calurosa tarde de verano; el replicar de campanas grave y pertinaz convocando a los presentes a la misa vespertina de las siete durante el frío otoño; por no mencionar mi pose estoico, rígido y premeditado soportando las altas temperaturas invernales y el espesor de la nieve en mis brazos longevos, firmes y sólidos. Componiendo la más bella silueta de una postal gélida.


En los orígenes de la Humanidad, el olmo tenía un conjunto de propiedades medicinales y curativas de valiosa importancia. No conviene olvidar que durante siglos ha sido uno de los árboles más característicos de la Península Ibérica. Con notables brotes en la práctica totalidad de los bosques de ribera hacen de él un elemento fundamental en el paisaje español. Un árbol plenamente incorporado al campo, entendido éste como un medio y modo de vida: porque su madera oscura con tonos rojizos y  fibrosa, muy resistente a la flexión, al choque y la humedad, propició la construcción de numerosas puertas de los recintos amurallados que defendieron villas y ciudades, castillos y templos de los siglos XI al XV, conservándose intactas hasta nuestros días, en algunos casos. Sin olvidar las escaleras, balconadas y puertas carreteras de las casas de labor. Su materia prima era la preferida para fabricar bancos de carpintero, borriquetas de aserrado y armazones para ruedas de afilar; además de artesas, dornajos, gamellas y pesebreras; la madera del olmo se empleaba en los carros y carretas para realizar la pértiga, las varas, las contravaras, los mozos, los cubos de las ruedas y las zapatas de los frenos; su recia madera era la utilizada en los yugos para uncir vacas, para el tornillo y la tuerca de los lagares y los cangilones de las norias; fue tallada por los principales imagineros  de todas las épocas y se empleó para realizar objetos tan diversos como los yugos de las campanas, las tajas (tablas de lavar), los juegos de bolos, y el carretón de varas de los primeros juegos infantiles .Los niños encontraban en sus ramas las horquillas de los tiragomas, y en las raíces secas, palos para fumar. Mientras que en los meses de Agosto y de Septiembre, las hojas de olmo, mezcladas  con salvado mataban  el hambre de los cerdos, a la espera de la recogida otoñal de la bellotada. La muerte masiva de los olmos comenzó en nuestro país en los años 30. A principios de los años 80 se produjo un brote más virulento de la enfermedad, ocasionado por la aparición de una especie más agresiva del hongo productor de la grafiosis. (Ceratocystis ulmi ) Durante la Primavera unos diminutos insectos perforadores de los olmos conocidos como escolítidos (que nacen en los árboles muertos por esta dolencia) salen de sus galerías transportando en su cuerpo esporas del hongo que origina la enfermedad volando hacia troncos o ramas de árboles recién muertos o moribundos en los que reproducirse. Al no encontrar cobijo en estos propagan los síntomas en las ramas de los árboles vigorosos penetrando en el árbol y se expande a través de los vasos que transportan la savia ocasionando la muerte de la planta.


De esta forma, las olmedas y los olmos centenarios que habían conseguido sobrevivir en la primera infección, comenzaron a morir de forma generalizada. A finales de 1984 se declaró oficialmente la existencia de la plaga. Actualmente, los estudios realizados por el Servicio de Protección Contra Agentes Nocivos de la Dirección General para la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente dentro de la Red de Daños en Bosques, muestran que concretamente en la comunidad  de Castilla-León cerca del 100% de las olmedas existentes han estado afectadas por la enfermedad en algún momento. Además, numerosos olmos singulares de las plazas han ido muriendo en estos años, como por ejemplo, el famoso Olmo de Machado en Soria, el Árbol  Gordo de Ciudad Rodrigo en la provincia de Salamanca, las Olmas de Sepúlveda y Cuéllar en Segovia y un largo etcétera. Un síntoma de esta dolencia se puede apreciar en las ramitas que se secan en la parte alta de la copa, ya que a los pocos días de su presencia, incluso bastan unas semanas, para que la enfermedad denominada grafiosis del olmo termine con los árboles centenarios.

La plaga ha matado más de 1.000 millones de olmos en todo el mundo, convirtiéndose en la indisposición vegetal más grave conocida hasta el momento. Pascual Madoz en el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid 1845-50, en los tomos correspondientes a las provincias de Salamanca, Palencia, Zamora y León, citaba la existencia de olmos, negrillos, álamos en distintas localidades de estas provincias. Castilla y León es una de las comunidades autónomas con mayor cantidad de olmos en la actualidad y en el pasado. Según los datos de un reciente censo de olmos en cada una de las provincias de la comunidad castellano-leonesa se contemplan estas cifras:

1.Palencia: 59 ejemplares

2.Salamanca: 40 ejemplares

3.Segovia: 25 ejemplares

4.Soria: 6 ejemplares

5.Valladolid: 41 ejemplares

6.Zamora: 27 ejemplares

7.León: 42 ejemplares

8.Burgos: 50 ejemplares

9.Ávila: 38 ejemplares

Diferentes estudios realizados sobre estos ejemplares muestran que la mayoría de ellos no presenta síntomas de la enfermedad, si bien algunos muestran signos de debilidad, que podrían dar lugar en un futuro próximo a la aparición de la enfermedad. Sirva como ejemplo la presencia de olmos en Ávila capital que cuento con diversos ejemplares notables en sus calles, como, entre Ávila capital que cuento con diversos ejemplares notables en sus calles, como, entre otros el Olmo de la Basílica de San Vicente y el de la Plaza del Convento de Santa Teresa.



Y otros que no han tenido tanta suerte, como el negrillón de Vellilla de la Reina, en León, que representa uno de los símbolos más emblemáticos de la localidad, a pesar de que sus raíces están secas. Bajo su sombra se reunían los vecinos en las sesiones del concejo, en el atrio de la Iglesia, denominado “adrio”. Ahora, bajo su grandes ramas en las que se ha tallado un San Roque , una velilla (Torre de vigilancia árabe), la Virgen del Camino y varios guirrios (símbolos locales) se celebran multitud de actividades.


En otras localidades, como en Ocero, Borrenes y Columbrianos, ubicados en el Bierzo leonés, sus habitantes ante la desaparición inesperada de estos estimados árboles, y con la idea de hacerlos perdurar los han conservado mediante su transformación en esculturas y tallas de la mano de artistas locales. Este enorme negrillo de Ocero ubicado en la plaza, sobre el que narran sus habitantes que en los años 40 fue necesario apearle una de sus gigantescas ramas porque llegaba al tejado de la Iglesia, distante a muchos metros. Sus vecinos guardan con cariño retratos del árbol en los últimos años de esplendor, y comentan con orgullo que cobijaba bajo su copa en los días de fiesta a todos los vecinos, orquesta incluida. Algo similar le sucedió al negrillón  de Boñar en León, antes frondoso, longevo y centenario, testigo de innumerables ferias, fiestas e historias transformado actualmente en un tronco seco de leña escultórica al lado de la Iglesia de San Pedro. A pesar de los intentos del Ayuntamiento de la localidad para mitigar su agonía, dejó de existir en Agosto de 1993. Como curiosidad de su relevancia en la comarca, existe un canto popular que dice:

“Dos cosas tiene Boñar que no tiene León: el Maragato en la Torre y en la plaza el negrillón”.

Y un último ejemplo, en pleno camino de Santiago de tránsito hacía Ponferrada, en la localidad del Acebo, sobrevivió hasta el verano de 1994 el negrillo del sagrado al lado de la Iglesia.

Sin embargo, a pesar de estos hechos comentados se ha consolidado un ambicioso programa de estudio y conservación de los recursos genéticos de nuestros olmos y la obtención de ejemplares resistentes a la afección a medio y largo plazo, por parte de las instituciones competentes. Con el objetivo de luchar contra la enfermedad, además de preservar el recurso genético que nos queda.

Reuniendo un material selectivo cercano de seiscientos olmos representativos de todas las zonas de la Península. Se han llevado acabo plantaciones e inoculaciones en cerca de ocho mil olmos y se ha logrado con esta pauta de trabajo que cerca de cuarenta ejemplares muestren niveles de resistencia aceptable a la afección. También se ha experimentado con un hongo inyectado como vacuna (verticilyum dalhiae) en individuos aislados o en olmedas singulares, inyectándose en el interior del tronco del árbol y absorbido por  el sistema vascular, produciéndose la activación de hormonas defensivas y estimulando el sistema natural inmunológico del árbol. Todavía en fase experimental sin logros contrastados. Otra experiencia que se está realizando es la de introducir la especie en zonas donde no existe la enfermedad, como las Islas Canarias ya que ésta no se propaga por medio de los frutos.

En definitiva, los entusiastas del olmo, olma, negrillo, negrilla, negrillón e incluso álamo negro, nos queda el recurso de acudir a la toponimia y conocer los numerosos pueblos denominados El Olmo, El Olmillo, Olmedo, Olmedillo, Olmedilla, Olmedillas, Valdeolmo, Fuente el Olmo, Pinilla del Olmo, Villar del Olmo, San Juan del Olmo, Negrilla, El Álamo o Alameda y seguir buscando notables ejemplares de esta especie, vivos o muertos que continúan siendo el centro de la vida y de los pueblos, el amigo que cuando se muere se le echa de menos, como a un viejo compañero.

 FUENTES DOCUMENTALES

Revista Ambienta (2002) Ministerio de Medio Ambiente, Septiembre 37-40, Madrid.

Consejo Comarcal El Bierzo (2004) Calendario árboles monumentales del Bierzo, Peñalba Impresión, León.

Domínguez, S. y Martínez, E. (2006) Exposición Los últimos olmos Ibéricos Investigación y Divulgación del Medio Ambiente, Madrid.

Revista Folklore (1989) De los Olmos de Castilla, tomo 9, II, pag. 19-22.

García Martínez, A. et al (1995) Árboles singulares de la provincia de León, La Crónica 16, León.

Madoz, P. (1984) Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid 1845-50, Edición Facsímil a cargo de Ámbito Ediciones, 9 tomos, Valladolid.

Velasco Santos, J.M. et al. (2005) Guía de los árboles singulares de Castilla y León, Caja Duero, Salamanca.


Para conocer más sobre sobre este venerable árbol, el libro de Ignacio Abella es una buena lectura para profundizar sobre  el tema que nos ocupa. Además,  el prólogo está escrito por  Emilio Blanco, y en los agradecimientos se menciona a nuestro Presidente en ARBA Simón Cortes.

 



 



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante, buen trabajo