jueves, 15 de abril de 2021

ABRIL NORTEÑO



Un sonido característico de nuestra recién estrenada primavera lo protagonizan los machos de cuco. Su estrofa reiterativa emitida con insistencia en nuestros bosques, alertan de su presencia en las copas de los árboles, resultando familiar su canto hasta para el más profano de los transeúntes. Ocupan los nidos de cría, con unas semanas de antelación respecto a las hembras, para cobijar  a sus volantones..


Los cultivos forestales ya no son los únicos protagonistas del paisaje primaveral. El encinar fronterizo muestra su verdor incipiente, mientras que los frondosos autóctonos del primer plano empiezan a ganar protagonismo.
 


 A las plantas nemorales les toca espabilar. Antes que las hojas de los árboles caducifolios cubran el suelo, se apresuran en florecer para beneficiarse de los rayos solares en exclusiva.
 



 
 
 

Nuestros arboles y arbustos caducifolios comienzan a despertar, y los primeros brotes de las futuras hojas se desarrollan con los rayos intensos del sol. El enebro, el fresno, el serbal, el aliso, el roble , el haya y el arce  son una muestra  de como los tonos verdes impregnan el entorno en el que se desarrollan. Mientras  que si miramos en el suelo del bosque se encuentra poblado por una alfombra multicolor de flores.


Los arbustos, como el majuelo   y los  árboles frutales muestran racimos de flores que cuelgan de sus ramas  resultando enormemente atractivos  a insectos y mariposas, en este caso Vanessa atalanta que se afana en libar el néctar supremo de la flor, dándose un auténtico banquete floral.



Cerranos las anotaciones en el cuaderno de campo de la primera quincena de  abril atentos al vuelo del milano que otea desde la altura los movimientos de los que caminamos por las sendas del bosque mientras el persigue a alguna presa que su privilegiada posición le permite vislumbrar.

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