sábado, 25 de mayo de 2024

REFUGIO DE BIODIVERSIDAD EN BASOBIRIBILTXU


Los árboles solitarios se dejan retratar sin rechistar. Notables ejemplares autóctonos conviven en este vergel de biodiversidad: Higueras, alisos, avellanos, fresnos, robles, coscojas, acebos, arraclanes, laureles. sauces. Conforman un bosque tupido por el  que se transita para llegar a una inmensa pradera donde las  mariposas e insectos, pueden libar un néctar supremo  en el variopinto cortejo florístico primaveral  que cubre su superficie. Incluso las serapias también tienen su espacio en esta localización. Los dulces cantos de la avifauna irrumpen con fuerza a medida que avanzamos sobre el terreno. Ciertos aromas cándidos se desprenden mientras progresamos. Las aguas cristalinas del arroyo nos acompaña en este trayecto descendente. Estas múltiples especies forestales nos producen unas ganancias netas de biodiversidad. En ocasiones, no hace falta recorrer desorbitadas cantidades de kilómetros para descubrir auténticos paraísos aún sin civilizar.



ORQUÍDEAS GALIPAS


Se les conoce como galipos a los oriundos de Zierbana. Hace referencia al cesto que las personas que trabajaban en la pesca usaban como instrumento en el que transportaban sus viandas para el día, el traje de agua, el sueste y donde de regreso, por la tarde, llevaban a casa el pescado que en el reparto diario les correspondía.
Muy vinculados a las faena del mar y de la tierra (agricultura y pesca) este municipio acoge en este mes de Mayo a una infinidad de orquídeas por cualquiera de sus rincones. 

Anotamos en el Cuaderno de Campo 4 de ellas: 
Orchis, Ophrys, Anacamptis y Serapias. Recordamos que el nombre de “orquídea” proviene de la palabra griega «orkhis », que significa «testículo», y hace referencia a la semejanza entre el par de tubérculos de algunas especies y los genitales masculinos.

AVIFAUNA EN EL PARQUE DOÑA CASILDA EN BILBAO

 


Volvimos al Museo como las golondrinas (el 11 y 12 de Mayo) y así, como que no quiere la cosa, ya van quince primaveras.

El sábado pasamos de un bochornoso calor veraniego, que hizo esconderse a los pájaros en las más frondosas frescas sombras de los árboles del parque, a la lluvia de tormenta de la tarde, que no impidió que pudiéramos hacer el recorrido completo.

El domingo, debido al frescor de las tormentas del día anterior, parecía que los pajarillos de bosque habían invadido el parque: carboneros, currucas, pinzones, ¡hasta un agateador!. También pudimos apreciar como un zorzal, malviz, cebaba a los pollos volantones junto a un tejo.

En el Museo, a causa de las obras, las otras , las de arte, están un poco escasas, por lo que apenas tenemos recursos para la actividad, sin embargo, ¡quién lo iba a decir!, una vidriera nos dio juego.


Es una vidriera de José Arrúe, que recientemente ha sido restaurada y, que ha sido todo un descubrimiento, pues pasaba totalmente desapercibida en el euskaltegi Gabriel Aresti de Bilbao.

La vidriera cual cuadro de combinaciones de colores de cristal, nos impresiona por el ingenio y sentido del humor de José Arrúe, que, aunque nació en Bilbao y residió en Laudio muchos años, tuvo contacto en su juventud con las luces y colores de los pintores de París.

Si bien, el tema principal son unas desvergonzadas bañistas, que escandalizan a una madre/abuela con una niña venidas del caserío, contraposición entre la sociedad urbana liberal y la rural conservadora, Arrúe se regodea en las grecas que enmarcan la escena donde aparecen toda clase de animales marinos: pulpos, calamares, medusas, tortugas, caballitos de mar, karramarros, peces espadas, hasta otros seres inclasificables como las sirenas.

Y remarcándolo todo dos tiras de vidrieras de peces nadando en el fondo del mar en las que sus formas, ya no son los detalles realistas de la cenefa, sino son tan solo combinaciones de colores donde las burbujas se transforman en pompas rojas, amarillas, azules.