Por CLAUDIO RODRÍGUEZ
LA ENCINA QUE CONSERVA MÁS UN RAYO
DEL SOL QUE TODO UN MES DE PRIMAVERA
NO SIENTE LO ESPONTÁNEO DE SU SOMBRA,
LA SENCILLEZ DEL CRECIMIE NTO APENAS
SI CONOCE EL TERRENO EN QUE HA BROTADO.
CON ESE VIENTO QUE EN SUS RAMAS DEJA
LO QUE NO TIENE MÚSICA ,IMAGINA
PARA SUS SUEÑOS UNA GRAN MESETA.
Y CON QUÉ RAPIDEZ SE IDENTIFICA
CON EL PAISAJE, CON EL ALMA ENTERA
DE SU FRONDODIDAD Y DE SÍ MISMO.
LLEGARÍA HASTA EL CIELO SI NO FUERA
PORQUE AÚN SU SAZÓN ES LA DEL ÁRBOL
DÍAS HABRÁ EN QUE LLEGUE. ESCUCHA MIENTRAS
EL RUIDO DE LOS VUELOS DE LAS AVES, EL TENUE DEL PARDILLO, EL DE ALA PLENADE LA AVUTARDA, VIGILANTE Y CLARO.
ASÍ ESTOY YO. QUÉ ENCINA DE MADERA
MÁS OSCURA QUE LA DEL ROBLE,
LEVANTA MI ALEGRÍA ,TAN INTENSA
UNOS MOMENTOS ANTES DEL CREPÚSCULO
Y TAN DOBLADA AHORA. COMO AVENA
QUE SIEMBRA A VOLEO Y QUE NO IMPORTA
QUE CAIGA AQUÍ O ALLÍ SI CAE EN TIERRA,
VA EL CONTENIDO ARDOR DEL PENSAMIENTO
FILTRÁNDOSE EN LAS COSAS, ENTREABRIÉNDOLAS,
PARA DEJAR SU RSPLANDOR Y LUEGO
DARLE UNA NUEVA CLARIDAD EN ELLAS.
Y ES CIERTO, PUES LA ENCINA¿QUÉ SABRÍA
DE LA MUERTE SIN MÍ? ¿Y ACASO ES CIERTA
SU INTIMIDAD,SU INSTINTO, LO ESPONTÁNEO
DE SU SOMBRA MÁS FIEL QUE NADIE? ¿ES CIERTA
MI VIDA ASÍ, EN SUS PERSISTENTES HOJAS
A MEDIO DESCIFRAR LA PRIMAVERA?
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