sábado, 31 de enero de 2009

DIFERENCIAS ENTRE CULTIVO FORESTAL Y BOSQUE

Fuente de Elaboración propia: ANDRÉS REVILLA.
Para su comprensión, primero se cita lo representativo del cultivo forestal y a continuación lo del Bosque,en negrita, para apreciar comparaciones.




CULTIVO FORESTAL - BOSQUE
ECOLOGÍA
Monoespecífico. Diversidad de especies.
Falla el estrato arbustivo. Múltiples estratos.:copas,arbustos.
Falla el estrato herbáceo. Herbáceo subterráneo.
Edad uniforme. Edades diferentes.
Clones o varietales. Diversidad y reserva genética.
Suelo destruido. Suelo con múltiples horizontes.
Huella humana fuerte. Escasa huella humana.
Paisaje alterado. Calidad de paisaje.
Una única etapa fenológica. Diferente fenología.
PRODUCTOS
Celulosa. Miel.
Aglomerado. Setas de Calidad y muchas especies.
Cerillas. Frutos del bosque.
Palets. Resina, goma, látex.
Cortas destructivas. Corcho.
El dióxido de carbono fijado se destruye con la tala. El dióxido de carbono fijado y estabilizado.Además presencia de plantas medicinales.
HUMANOS
Destruye la vida índigena tradicional. Mantiene comunidades indígenas.
Escasa vairedad de fauna. Sustenta gran variedad de fauna.
De acuerdo con esta comparativa podemos definir bosque: Formación vegetal multiespecífica formada por diferentes estratos que presenta ejemplares de todas las edads y una amplia diversidad genética. Su persistencia en el tiempo y el espacio crea un suelo rico en horizontes que permite el desarrollo de una amplia vida microscópica. Aloja una gran variedad de vida animal que ha evolucionado en el mismo espacio y territorio y sin el cual no puede subsistir. Depende de la calidad y composición del sustrato, el clima, la altitud, la latitud y la orientación para presentar una composición florística u otra.

¡¡¡ CONTINUAMOS-JARRAITZEN DOGU !!!


lunes, 26 de enero de 2009

MUERTE DE UN ÁRBOL


FUENTE CRONICA VERDE


A las 11.20 horas del pasado 19 de enero la fabulosa Fayona de Eirós (Tineo), cuyos 200 años la convertían en el haya más vieja de España, cayó al suelo como si un gigante invisible la hubiera arrancado de cuajo dejando al aire el muñón de sus raíces, pequeñas y muchas de ellas podridas. Tenía una altura de veintiocho metros, una copa de treinta metros y un diámetro de tronco de 4,45 metros.
Declarada Monumento Natural en abril de 2005 por el Principado de Asturias, era el orgullo de la comarca, además de un importante atractivo turístico.
Diréis que qué se le va a hacer, que si esta gigantesca
haya (Fagus sylvatica) era tan vieja, lo lógico es que algún día muriera. Tenéis razón, pero pasemos a analizar las reacciones oficiales.
Según publica el periódico
El Comercio, tras conocer su derrumbe, la Consejería de Medio Ambiente anunció la realización de un "exhaustivo estudio" para determinar si hay alguna posibilidad de replantar el árbol, si bien indicó que "la opinión de los técnicos es poco optimista" a este respecto.
¿Replantar un árbol de 200 años? Está claro que los políticos nos toman a los ciudadanos por idiotas. ¿O es que son ellos los idiotas?
Sigo con el mismo artículo. Asegura la información que los técnicos del Principado hicieron "una inspección rutinaria" al árbol a finales del año pasado y "no se registraron síntomas de enfermedad". ¿De qué murió entonces? Oficialmente, por la "desproporción de sus dimensiones", las mismas mantenidas sin aparentes problemas durante décadas. Y por culpa del viento.
El 1 de octubre de 2005 el experto valenciano en árboles singulares José Plumed visitó el árbol, descubriendo que sus raíces y parte del tronco estaban gravísimamente invadidas por un hongo, el Meripilus giganteus. Muy probablemente su expansión se había visto favorecida por la apertura de un camino junto a la fayona que le arrancó lo mejor de su sistema radicular.
En aquel momento se informó del problema al entonces director general, Cristino Ruano, quien no hizo nada para salvar de una muerte segura a un árbol que la propia Administración se había comprometido a proteger. Como concluye con amarga tristeza mi amigo y gran naturalista
Ignacio Abella, "sin duda la culpa la tiene el viento, y el árbol, que estaba desproporcionado".

SIEMPRE HUBO ECOLOGISTAS Y MALOS CAZADORES


FUENTE CRÓNICA VERDE


Ecologismo, respeto a los animales, caza sostenible no son conceptos modernos.
Un libro de principios del siglo XX titulado Tradiciones hispanas, de la editorial barcelonesa Araluce, escrito por María Luz Morales, ya defendía hace más de cien años esta filosofía de respeto a la Naturaleza que ahora todos abrazamos. E incluso mucho antes, pues apoyándose en una bellísima leyenda catalana de tradición oral, la escritora compone el cuento de El Mal Cazador.
En época ahora de tiradas, ojeos, batidas y otras masacres cinegéticas varias, bien está que los cazadores, buenos y malos, los que cumplen con la ley y los que se la saltan a la torera, tengan bien presente tan ejemplar y edificante historia que os paso a copiar a continuación.
Érase que se era un cazador tan aficionado a su oficio, con tan buenas piernas y mejor puntería que, como suele decirse, “donde ponía el ojo ponía la bala”. Es fama de toda Cataluña que jamás hubo en el mundo entero cazador como él.
Pero tanto y tanto llegó a cazar y siempre con tan buena fortuna, que los bosques de la tierra catalana empezaron a quedarse sin la gente menuda que suele poblarlos. Liebres, conejos, perdices, ardillas, gorriones, palomas torcaces o patos silvestres, no había casta de animal, corriera entre las matas o se elevara sobre los árboles, que estuviera libre del certero tiro de su escopeta o de la dentellada de sus perros.
(…)
Y sucedió que un día los moradores del bosque, cansados de sufrir, y viendo extinguirse, por culpa de aquel dichoso cazador, sus especies y castas, acordaron dirigirse al mismísimo Dios, Padre de todos, para suplicarle que se compareciera de ellos y pusiera término a tanto mal.
Y Dios se compareció de los pobres animalillos inocentes, y llamando al cazador a su presencia le orden que desde aquel instante no cazara sino lo indispensable para alimentarse.
El cazador prometió cumplir el mandato divino, y desde aquel instante empezó a padecer lo que no es ara dicho. Porque cuando tenía el estómago lleno no debía ya disparar un solo tiro, y las liebres pasaban entre sus pies, y las perdices volaban sobre su cabeza, y él tenía que hacer esfuerzos para dominar su impulso, que era echar el dedo al gatillo inmediatamente. Y tenía que sujetar a sus perros, lo que tampoco era flojo trabajo. Mas se contenía al fin y seguía cumpliendo el recepto divino.
Un domingo sucedió que el cazador pasó por delante de una ermita cuando el ermitaño estaba celebrando la misa. Y como el cazador era buen cristiano, dejó sus perros en la puerta, entró, y se arrodilló devotamente. Pero en el momento preciso en que el ermitaño alzaba el cáliz, cruzó por entre las piernas del cazador arrodillado una liebre tan magnífica como él no había visto jamás en sus largos años de correría por los bosques; los perros en la puerta empezaron a ladrar desesperadamente y el cazador, sin poder resistir aquella tentación, más fuerte que toda su buena voluntad, se levantó y echó a correr monte arriba, seguido de sus perros, tras la imprudente liebre.
Y dicen que tras ella corre todavía. Porque Dios le castigó a correr, correr siempre detrás de aquello que era para él más que nada de este mundo… ni del otro. Hace siglos que dura su carrera, y la liebre fantástica sigue corriendo delante de él, sin detenerse nunca ni para comer, ni para beber, ni para dormir.
**********
Las gentes de la montaña de Cataluña dicen que en las noches de tempestad, cuando silba el viento y retumba el trueno, es el Mal Cazador quien sale ruidosamente a cazar.
Dicen también que oyen el ladrar de los perros, el galopar del caballo, el sonar del cuerno y el renegar del escopetero y de los demonios que le sirven de séquito. Entonces cierran bien la puerta, se acercan al fuego y se santiguan.
Fuera, en la fría noche, el cazador maldito sigue corriendo, corriendo eternamente, tras esa imposible liebre fantástica

BANCOS DE BIODIVERSIDAD: EL MERCADO DE LOS ECOSISTEMAS


Compensan los daños causados a los ecosistemas y a las especies que los habitan manteniendo entornos similares en otras zonas
¿Se puede hacer negocio con los ecosistemas? Puede resultar casi malsonante, pero bien enfocado -dicen los expertos- es una forma de conservar la biodiversidad concienciando sobre el valor de la naturaleza y, a la vez, de hacer cómplice (y no enemiga) a la economía. Dada la situación de crisis actual, puede ser también una oportunidad nada desdeñable de desarrollo respetuoso con el medio ambiente. Ése es el propósito de los bancos y del mercado de ecosistemas, un sistema desarrollado en la década de los ochenta en Estados Unidos (EE.UU.) y que se está extendiendo progresivamente en otros países.


Autor: Por MERCÈ FERNÁNDEZ
Fecha de publicación: 21 de enero de 2009 Fuente: ConsumerEROSKI

Los bancos de biodiversidad nacieron para compensar los daños causados a los ecosistemas y a las especies que los habitan con el mantenimiento de entornos naturales similares en otras zonas. La idea nació vinculada al mantenimiento de zonas húmedas en los EE.UU., de la mano de la Ley de Agua Limpia de 1972 y la Normativa del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de aquel país. Allí, cualquiera que quiera construir o dragar
un humedal considerado de interés nacional debe pedir un permiso a la agencia de Protección Ambiental y al Cuerpo de Ingenieros. Una de las condiciones para obtener el permiso es que haya garantías de que la construcción no daña el humedal o, si el daño es inevitable, que el constructor compense ese perjuicio creando o recuperando un humedal similar, de la misma extensión o mayor.
En EE.UU. hay hasta 122 bancos de conservación para proteger 89 especies de animales y plantas y 50 tipos de hábitats
La misma empresa constructora puede realizar la tarea de recuperar la zona húmeda similar o puede pagar a alguien que lo haga. Es ahí donde entra la idea de los bancos de ecosistemas, una red de empresas y organizaciones dedicadas a restaurar y conservar humedales que venden en forma de créditos. Según la información que recoge la organización Ecosystem Marketplace
en su web, en EE.UU. hay hasta 122 bancos de conservación en 14 estados, dedicados a proteger 89 especies de animales y plantas, y 50 tipos de hábitats. Los hábitats conservados son de todo tipo: humedales, bosques, playas, chaparrales (ecosistemas de arbustos), islas, etc. Entre las especies conservadas en esos hábitats se hallan desde el perrito de la pradera (Cynomys ludovicianus), el cactus Bakersfield, la lagartija chata leoparda (Gambelia sila), el zorro de San Joaquín.
También se puede encontrar hasta una mosca, la Rhaphiomidas terminatus abdominalis, una polinizadora fundamental de su ecosistema y que se halla en peligro de extinción. Se trata de un buen ejemplo de estos bancos de biodiversidad. El único lugar en el mundo donde se halla esta vistosa mosca, que vuela como un colibrí, es en las dunas de Delhi Sand, en California (de ahí su nombre en inglés, "Delhi Sands Flower-loving Fly"). La especie trae de cabeza a toda una población, Colton, ubicada al lado de las dunas de Delhi Sand. El Ayuntamiento de Colton ha visto durante largo tiempo cómo sus proyectos de crecimiento se ven obstaculizados por el complicado equilibrio entre construir y no hacer daño al hábitat de la mosca. En enero de 2007, el periódico Los Angeles Times informaba que la ciudad estaba acabando de negociar con el Gobierno un acuerdo para poder construir en el norte de la ciudad y, a cambio, proteger otra zona equivalente como hábitat para la mosca. Era el fin a un innumerable rosario de proyectos detenidos a causa de la mosca.
Actualmente, en el estado de California, si un constructor quiere construir en una zona que puede afectar a la Delhi Sands Flower-loving Fly debe pagar la conservación del hábitat del insecto en otro lugar equiparable, lo que le supone un costo añadido de 60.000 dólares por hectárea (es el precio en el mercado del ecosistema de la mosca).

Cuánto vale la naturaleza

¿Quién marca el precio de lo que cuesta una especie o un hábitat?


Lo habitual es una fórmula mixta en la que las administraciones establecen mediante normas qué especies o hábitats están protegidos y debe "compensarse" su daño. Después, el valor económico de esa compensación lo acaba determinando la oferta y la demanda.
El sistema beneficia además a los propietarios de tierras que legalmente no pueden hacer nada en ellas porque contienen especies protegidas, ya que tienen una compensación económica al vender en forma de créditos su trabajo de conservación del territorio. Es una buena forma de incentivar la conservación de esas tierras y evitar que se acaben buscando formas dudosas de edificar zonas de interés natural.
El mercado de la biodiversidad podría incrementarse hasta los 4.500 millones de dólares en 2010
Según un informe de Ecosystems Marketplace, el creciente mercado de la biodiversidad supone cada año un volumen económico de 3.400 millones de dólares, cifra que podría incrementarse hasta los 4.500 millones de dólares en 2010. Casi todas las transacciones se dan en los EE.UU., pero cada vez hay más países interesados. La condición es que haya una normativa legal que obligue a compensar la pérdida de biodiversidad, de forma que favorezca el comercio de créditos de compensación.
Australia ha lanzado el programa BioBanking de compensaciones. En Brasil hay un sistema nacional de unidades de conservación y de regulación de los bosques que establece compensaciones para los daños sobre las zonas forestales. En Europa existe la Directiva sobre la conservación de hábitats naturales y de la fauna y la flora. Hay otro mercado, el de las emisiones de CO2, que también impulsa en parte ese crecimiento, ya que una de las formas de compensar emisiones es la reforestación. Este mercado movió en 2008 en todo el mundo, según cifras de Ecosystem Marketplace, hasta 118 mil millones de dólares, y la previsión es que podría crecer hasta los 150 mil millones en 2009.

Problemas pendientes

La cuestión de hasta qué punto el mercado de ecosistemas puede ayudar a conservar la naturaleza tiene diferentes lecturas. Para sus defensores, mientras la naturaleza tenga un "valor incalculable" que queda fuera del sistema, su valor no se tendrá en consideración. Pagar y compensar por los daños es una forma de poner valor a esa naturaleza y pagar por ello.


Para sus detractores, mirar la naturaleza desde un punto de vista económico sigue siendo una explotación. Así opina Bob Williamson, fundador de la Greenhouse Neutral Foundation. "¿Qué precio ponemos a la naturaleza? Moralmente no tenemos derecho a considerar esto", dice este ecologista. Otros críticos dicen que dejar la naturaleza al mercado es señal de que los gobiernos están abandonando su deber de proteger los ecosistemas.
No obstante, hay otros problemas de carácter más práctico, tal como mostraba un informe reciente del Worldwatch Institute. Uno tiene que ver con el tipo de hábitats: si se trata de compensar los daños causados en la flora y fauna de zonas naturales de interés con la protección de otras zonas de similares características, no siempre es fácil encontrar áreas que sean, desde un punto de vista ecológico, equiparables. Otro de los retos pendientes tiene que ver con la necesidad de control constante ya que este mercado, como cualquier otro, puede abrir puertas al oportunismo y al fraude. Y otras veces no será fraude sino falta de calidad, que los ecosistemas restaurados no cumplan los requisitos mínimos para que sean tales. El problema es que los países donde hay mayor biodiversidad para proteger están en desarrollo y no disponen de instituciones fuertes que supervisen el sistema.
Otra de las críticas, y que supone un reto de futuro, es saber cómo se garantiza que lo que se protege ahora permanecerá dentro de unos años, y cómo se garantizan los fondos económicos para mantener unos hábitats que se acaban de crear o restaurar. Se necesitan garantías, legales y financieras, y un compromiso de permanencia y supervisión "casi perpetuo" que eviten, en la medida de lo posible, que esos ecosistemas vuelvan a estar amenazadas en el futuro.

sábado, 3 de enero de 2009

!!! VA POR USTEDES ¡¡¡

¿Están todos los que son o son todos los que están? A simple vista, hay alguna ausencia, pero como sabeis los compromisos navideños resultan una buena excusa para no acudir. Aunque se percibe algún que otro ojo rojo(será el flash de la cámara), el evento merecía la pena. Barruntamos que en el ardor de la noche no faltó un brindis POR Y SI ......


Y aunque cinco años no son muchos, resultan suficientes para proporcionar lazos de hermanamiento , complicidad y buenos própositos comunes entre todos los que comparten un mismo objetivo. Desde la distancia levantamos nuestras copas para seguir igual en los años venideros.Gracias por ser nuestros amigos.

P.D. Txirpial cumplirá 10 años en Junio de este año, sin perder una pizca de su inocencia.