miércoles, 23 de noviembre de 2011

ENCUENTROS DEL LADRILLAZO

Estimadas todas de las distintas ARBAs y Txirpiales:

Como ya sabréis los próximos días 10 y 11 de diciembre, las distintas ARBAs y Txirpiales nos reuniremos para vernos como cada año, ver qué tareas nos ponemos, y coordinarnos para un funcionamiento entre todas mejor.
En la actualidad funcionamos unas 21 ARBAs y Txirpiales y dentro de poco éste número crecerá. Todas estamos partidas por el mismo patrón, todas perseguimos un mismo objetivo, aunque cada una nos acoplamos al medio en el que nos desenvolvemos. Cosa buena y necesaria.
Si podéis asistir sería necesario que confirmarais vuestra presencia antes del 29 de este mes de noviembre, si no es así, os pediríamos que dejarais oír vuestra voz, y nos pasarais un informe con vuestras opiniones, propuestas y sobre todo con un pequeño informe del trabajo realizado durante este año, para el conocimiento del resto.
 Somos todas parte de un mismo árbol, y que el resto esté enterada de lo que se hace anima y alegra mucho.
Este informe también sería necesario antes del 29 de este mes.
Un afectuoso  saludo de: “La Vieja”.   

sábado, 19 de noviembre de 2011

DÍA DE LOS BOSQUES AUTÓCTONOS.

El domingo, 27 de Noviembre, en el parque de Amézola VISITAS GUIADAS GRATUITAS Y REGALAMOS PLANTAS AUTÓCTONAS.

La asociación de Educación Ambiental y Guías de la Naturaleza denominada TXIRPIAL organiza un año más la conmemoración del Día de los Bosques autóctonos. Se trata de la duodécima edición consecutiva en que este colectivo viene desarrollando esta celebración que consiste en realizar visitas guiadas por el parque de Amézola en Bilbao para conocer las distintas especies de árboles que lo componen. A partir de las 10.30 de la mañana y hasta las 14.00 horas aproximadamente cada persona que se acerque al puesto que la organización instala en las proximidades del estanque será obsequiada con un ejemplar de planta autóctona.


Para poder conseguir este regalo gratuito los interesados deben completar la visita guiada por una serie de ejemplares de árboles y arbustos ubicados en el recinto del parque. Un representante de la asociación se encargará de contar las peculiaridades de los mismos y resolver las dudas de los visitantes.

Se trata de una campaña que busca concienciar a los interesados sobre la importancia de los bosques frente a los cultivos forestales. Bajo el lema UN BOSQUE NO ES UN CULTIVO los diferentes grupos de ARBA (asociación para la recuperación del bosque autóctono) salen a la calle en esta fecha en distintas localidades del Estado para realizar distintas actividades para reivindicar las especies autóctonas frente al uso indiscriminado de plantas alóctonas que conquistan el terreno alterando la biodiversidad de especies.

viernes, 18 de noviembre de 2011

EMBOSCADOS BOSQUES

   FUENTE:  Artículo en la revista PSYCHOLOGIES por Joaquín Araújo


Tres árboles nos crecen por dentro para hacernos crecer. Enramado y enraizado es el sistema circulatorio, sin dejar de tener tronco y ese fruto crucial al que llamamos corazón. Árboles, concretamente dos pero colocados bocabajo, son nuestros pulmones… Todavía más boscosa resulta la trama que nos hace humanos. En efecto: el chisporroteo de las ideas; la fronda de las emociones y la fertilidad de los recuerdos manan de esa copa, o nube, que es el cerebro y que luego transitan a través de un sistema que de nuevo imita a las estructuras arbóreas. Cada neurona es un árbol y todas ellas, por supuesto, son herederas e imitadoras de estructuras fractales todavía más antiguas y transcendentales. Nos referimos a las seguidas por el agua, primera fuerza creadora, tanto del bosque como de todas las criaturas, entre las que estamos.



Si llevamos un bosque puesto por dentro, si cuando extendemos los brazos, también imitamos al árbol, mucho es también lo que nos llama cuando encontramos al bosque de afuera. Emboscarse supone bastante más que el alivio de las sombras, las canciones de los pájaros, la fascinación por lo desconocido. Ortega y Gasset comparó a la arboleda con la reflexión y con los libros. Rilke intuyó que la sensibilidad hacía crecer al árbol que contemplaba a través de su ventana. Recientes estudios clínicos han demostrado que algo tan sencillo como poder ver árboles desde la cama acelera la curación de los enfermos en los hospitales...


Una herencia casi olvidada.


Salimos de las arboledas con un equipo sensorial y con un conato de destrezas intelectuales en gran medida conformado por las exigencias de una vida emboscada. Durante varios millones de años trepamos, saltamos, mejoramos la mano... Durante el mismo tiempo fue necesario comunicarnos sin vernos directamente. Incluso ver los colores, los relieves, apreciar la velocidad es fruto del vivir en la arboleda. También llevamos puesto un pasado de vínculos con la floresta. Nuestro primer y más usado techo fue de hojas.


Acaso por eso el bosque nos sigue convocando. Algún rescoldo todavía caliente queda en algún esquinazo de nuestro subconsciente. La arboleda, en realidad resulta indistinguible de nuestros primeros pasos, de nosotros mismos. De ahí que nada palidezca, sino todo lo contrario, si afirmamos que somos como somos porque una vez, no hace tanto tiempo, fuimos bosque. Reconozcamos, como nos enseñan los antropólogos, que la mayor parte de nuestro aspecto es el resultado de una convivencia, de algo más de 10 millones de años. Nada de irreal tiene el afirmar que los primeros borbotones de la inteligencia, la comunicación verbal, los sistemas sociales y la habilidad manual, nacieron entre troncos, sombras y espesuras. Hasta el punto de que pocas cosas hemos hecho tan decisivas como “andarnos por las ramas”. Nuestros primos, los grandes primates están todavía ahí para recordárnoslo.


Silvafilia.


Decía Fernando Sabater que la tarea del héroe es, precisamente la del hijo pródigo, es decir la del que se aleja del hogar para regresar al mismo. Bella metáfora: ésta la de incluir el origen en el destino, sencillamente porque lo es también de la vida misma. Exactamente así procede el nómada perpetuo que es el agua, o no menos asiduamente lo hace el mismo árbol, que no en vano se nutre en no poca medida de él mismo. Y si muere ya es fertilidad futura.


¿Volveremos los todavía más inquietos viajeros –nosotros, los humanos- alguna vez a la vieja casa que es la arboleda?



Seguramente resultará imposible, pero no el devolverle algo de lo que de ella extrajimos o extraemos.


De momento no va nada mal el apego que se aviva cada vez que un humano entra de nuevo en la floresta; o la contempla; o la reproduce en el patio de su casa; o la convierte en el espacio común más solicitado de lo más artificial. No deja de resultar apasionante que lo más alejado, hoy, de la selvática matriz de todas la civilizaciones, la ciudad, considere como su mejor mueble urbano al árbol.


Y esto sucede seguramente por lo que los sicólogos ambientales explican con maestría. Ellos mantienen que el árbol desata en nosotros una reacción espontánea de simpatía. Algo nos permite vincularnos inconscientemente con el hogar primero. A lo que, seguramente conviene sumar que los indicadores para nuestra propia supervivencia -no sólo del pasado, sino también del presente y del futuro- se adensan y agigantan si hay bosque en el derredor.


Vincular a la arboleda con mayores posibilidades para nosotros, absorbe un montón de coherencias. Pero muchas más en estos instantes cuando resultan los más eficaces controladores de los excesos de nuestro bulímico consumo de energía. Su capacidad para fijar carbono, es más, va de la mano de otros tantos servicios sanitarios de no menor valía. Retienen las contaminaciones de partículas; amortiguan la carcoma del ruido; fijan los metales pesados; retienen los suelos y siguen siendo la gran fonda de la vida. Las mayores cantidades de especies diferentes, en efecto, se albergan todavía en los bosques del planeta. Como tales imprescindibles, incesantes e ingentes servios resultan del todo gratuitos sería de elemental sentido de la cordialidad el que una selva de agradecimiento nos naciera como las hojas en primavera.


De alguna forma no sólo somos hijos del bosque también, hoy, hemos llegado a ser sus padres. Un tanto parricidas, por cierto, desde el momento en que cada segundo son abatidos 161 grandes árboles, en algún lugar del planeta, lo que supone perder todos los años el equivalente a todos los bosques de España. Por eso todos los árboles del planeta han venido a depender de nuestras decisiones. Es más, se les puede encomendar que restauren la transparencia de los aires. Sería una sola de las más de dos mil funciones que hemos ya identificado que acometen los mejores logros de la historia de la vida en el reino vegetal. Como nosotros somos lo mismo, en el de los animales, toda alianza entre tan descomunales monarcas, solo puede traducirse en beneficios mutuos.


Por eso mismo culminé el guión de uno de mis documentales con esta frase.


“Si conseguimos un bosque de bosques tenderemos una humanidad más humana.”

miércoles, 9 de noviembre de 2011

QUEJIGOS Y AMENTOS


El salto de agua de Gujuli, de casi cien metros de caída, conduce las aguas de los arroyos de la meseta hasta el río Altube.Tierras de vocación ganadera a los pies del Gorbeia en la vecina Alava. La línea del ferrocarril Madrid-Bilbao sobrevuela por el barranco de Gujuli permitiendo una perspectiva inmejorable para contemplar la masa morestal que le rodea.
Mirando al sur, en la parte soleada, crecen los quejigos que soportan bien  la sequedad y los suelos delgados. Mientras que en la parte de la umbría que mira hacia el norte, brotan las hayas que prefieren la lluvia y la humedad.
Al borde del barranco destacan unos retorcidos quejigos que desafían la gravedad , acompañados por algunos serbales y arces. Tambien sirven de refugio estos terrenos alaveses a aves como  urracas, zorzales comunes, mirlos y principalmente en invierno a aquellas otras que hacen una parada en su transhumancia particualr como bisbitas comunes, alondras, palomas torcaces, jilgueros y pardillos.

¡¡ Y por fin apareció la lluvia!! Bien pertrechados bajo paraguas, ropa y calzado adecuado para combatir el líquído elemento comenzó nuestro itinerario botánico en busca de hojas para nuestra vetusta exposción. Apenas descendimos de los vehícuos nos topamos con las primeras muestras representativas de la zona: Euonymus europaeus, fagus selvatica, quercus robur, quercus petraea, ulmus minor, juniperus communis, ligustrum vulgare.
El frío matinal nos empuja a movernos con cierta rapidez en direccion a la cascada. A pesar de apretar el paso seguimos encontrando otras especies para completar nuestro herbario: sorbus torminalis, crataegus monogyna, rosa canina, hedera helix, ilex aquifolium, acer campestre, betula pendula, corylus avellana, salix caprea, populus tremua, fraxinus angustifolia, viburnum lantana y prunus spinosa. Una vez en la casacada nos reagrupamos los valientes expedicionarios  para observar el salto imponente de agua y acelerar el paso retornando a los coches para ingerir algo caliente en la vecina localidad de Murgia. El objetivo estaba cumplido. 

Cuenta la leyenda que en esta localidad de Gujuli vivía un hombre bueno y humilde  al que sus padres apodaron con el nombre de Urjazi (casacada) debido a los lloros que profesaba el niño. Un día, paseando junto al río Altube, descubrió a una hermosa mujer bañándose. Al instante, la chica, que en realidad era la lamia Baigorri tomó un espejo y mirándole dijo:
- Quiero un peine de oro.
Y al momento lo tuvo entre sus manos.
Urjazi cogió el espejo y salió raudo. Desde entonces se convirtió en un hombre rico, pero también sumamente avaricioso. Una tarde, mientras sesteaba bajo un haya una voz le despetó:
- ¿Cómo te lalmas?
- Urjazi  respondió.
Al momento descendió del árbol Baigorri. En sus manos tenía el espejo en el que Urjauzi se veía reflejado. El pastor quiso morirse. Había pronunciado su nombre mientras miraba el espejo.  Se apresuró  a correr hacia un barranco cercano a Gujuli. Quiso tirarse por él pero no se atrevió. Y comenzó a llorar y a llorar repetidamente. Lloraba tanto que se formó un pequeño charco. Y el chraco se transformó en río, que se precipitó por el barranco. Nadie más supo de Urjauzi, pero cuentan , que en invierno, cuando la casacada rebosa de agua , si alguien se aproxima a ella se pueden escuchar los sollozos de un niño.....


Carpe diem, coged esta seta y probad a ingerirla quizás la magia del lugar os depara alguna sorpresa,.

martes, 1 de noviembre de 2011

ITINERARIO BOTÁNICO POR GUJULI

EL DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE A LAS 9.00 HORAS DE LA MAÑANA HEMOS QUEDADO EN  LA PARADA DEL BUS ANEXA A TERMIBUS, SALIDA DEL METRO, PARA DESPLAZARNOS A GUJULI. SE RECOMIENDA LLEVAR ROPA Y CALZADO ADECUADO, BOCADILLO Y PAPEL DE PERIÓDICO PARA PROTEGER LAS HOJAS Y FRUTOS QUE RECOLECTEMOS DURANTE LA VISITA. LOS QUE DISPONGAN DE VEHICULO PROPIO SE ACONSEJA SE ACERCAN AL PUNTO DE ENCUENTRO EN EL MISMO, PARA LUEGO REPARTIRNOS SUS ASIENTOS EN FUNCIÓN DE LA CANTIDAD DE PERSONAS QUE SEAMOS. FORMA DE CONTACTAR, POR LO CAUCES HABITUALES O EN EL EMAILtxirpial@arba-s.org. MERCI BEAUCOUP.