sábado, 29 de septiembre de 2018

CUANDO CAE LA HOJA

 Es Otoño.  Caluroso por esta latitudes del norte peninsular. Con posibilidades todavía de mojarse en las aguas del costero Cantábrico. Los ocres, marrones, rojos y cobrizos de nuestras hojas empiezan a cambiar de color. Nuestros árboles autóctonos y los plantados tiñen los bosques de colores llamativos.



 Momento oportuno para recolectar. La despensa inmensa que suponen nuestros bosques empiezan a dar los frutos apetecidos para los amantes culinarios. Hongos y setas despiertan
el voraz apetito de los más curiosos. La yesca se agarra al tocón del vetusto árbol en un acto de simbiosis generosa.



 El jabalí abandona su refugio en la espesura de las frondosas para refrescarse en la charca. Rastros observados  por medio de las huellas constatan la presencia de varios ejemplares por las inmediaciones.




Los frutos  generosos de nuestros árboles  empiezan a desprenderse de su morada habitual. Tiempo de endrinas, castañas, avellanas, nueces, una variedad indispensable en nuestros domicilios. Pero mucho cuidado, hay que diferenciar la castaña normal, de la loca. Con un erizo espinoso la primera y una forma no tan redondeada como le ocurre a la segunda. En la imagen inferior la loca es la de la derecha. Y su erizo no es tan espinoso con algún pincho que lo protege.


 Por otra parte, el pino radiata que domina la superficie del terreno por estas latitudes muestra ligeros síntomas de su enfermedad en esta parte del territorio histórico de Bizkaia.
Para saber más sobre esta plaga leer el siguiente artículo que se publica hoy con este titular: Una plaga de hongos  amenaza los pinos


miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿Y ahora qué?, ¿después del pino el eucalipto?. Txirpial


¿Y ahora qué?, ¿después del pino el eucalipto?

Todo monocultivo es muy vulnerable tanto desde el punto de vista ecológico como económico. 

Ecológico porque cualquier plaga puede poner en jaque a todo un inmenso territorio. Apostar todo a una sola carta siempre ha sido muy arriesgado.

Económico porque en este mundo globalizado apostar todo a un solo producto te hace enormemente frágil a cualquier cambio en el mercado.

Las enfermedades del pino en este país no son algo novedoso, desde los últimos veinte años se vienen sucediendo una larga serie de enfermedades que afectan seriamente al pino radiata y a la calidad de su madera. El Fusarium, Fusarium circinatum o cáncer del pino, la banda marrón y banda roja actuales, Mycospherella dearnessii y Mycosphaerella pini, todas asociadas a hongos, que ven favorecidas su aparición y extensión por la climatología húmeda de influencia oceánica de Bizkaia y Gipuzkoa. Y sin contar con el cambio climático, ya que el aumento de temperatura ha provocado que la procesionaria haya llegado a tener varios ciclos reproductivos o que la aparición de Diplodias sean cada vez más comunes y agresivas debido a las más frecuentes granizadas primaverales y veraniegas...

Desde el punto de vista económico el mundo del pino arrastra también una larga crisis, achacada primero a las ciclogénesis en las Landas francesas; a las importaciones de madera de pino radiata pero de mejor calidad para la fabricación de mueble desde Chile; luego a la falta de demanda interna, con lo que tenemos gran parte del territorio de Bizkaia y Gipuzkoa sacrificados para la fabricación de palets, aunque posteriormente se haya encontrado una solución coyuntural en la exportación.

Pero lo cierto es que ambas situaciones sólo hacen que corroborar, que no es muy eco LÓGICO ni económico, mantener esta situación por mucho más tiempo o sustituir un monocultivo por otro como el eucalipto.

Económicamente no se sostiene de un modo LÓGICO si no es por un sistema subvencionado que lo único que hace es prolongar la agonía.

Estamos en un momento crucial, que tenemos que aprovechar para reconvertir la actividad forestal hacia la diversidad, pero no sólo de cultivos sino también de paisajes, que aúnen actividad económica pero también ecológica y que cumplan con esa multifuncionalidad que aportan los bosques al conjunto de la sociedad.

Sustituir un monocultivo por otro no es más que repetir más de lo mismo y caer en los mismos errores.

martes, 11 de septiembre de 2018

Los pinos de Euskadi se mueren

Pinos enfermos en Usánsolo, junto al Hospital, 15-08-2018


Los pinos de Euskadi se mueren

Una plaga de hongos ataca a estas coníferas, que ocupan más del 30% de la masa arbórea. Los profesionales forestales advierten de que esta enfermedad amenaza con desplomar un sector que genera unos 20.000 empleos solo en el País Vasco

DAVID S. OLABARRI, EL CORREO, Domingo, 9 septiembre 2018

Los pinos de Euskadi se están muriendo. No se trata de una frase hecha o de una exageración. Es una realidad que vienen denunciando en los últimos meses propietarios forestales, viveristas, empresarios del sector e ingenieros de montes. Los responsables son unos hongos cuyos nombres científicos son Dothistroma pini y Lecanosticta acicola, más conocidos como las enfermedades de la banda roja y la banda marrón del pino. Unos hongos que empezaron afectando sobre todo a Gipuzkoa, pero que en los últimos meses se están propagando a gran velocidad por Bizkaia -y en menor medida en Álava- por las condiciones meteorológicas. Los forestalistas hablan de una «epidemia» que pone en riesgo la viabilidad de un sector que emplea a miles de personas.

Más info:
https://www.elcorreo.com/sociedad/pinos-euskadi-mueren-20180909183252-nt.html

Ejemplares enfermos en los alrededores de Lekubaso

Los pinos de Gipuzkoa están heridos de muerte

Un alto porcentaje de la masa forestal de esta especie se está secando por culpa de dos hongos | «Es una hecatombe», afirman propietarios y fuentes próximas al sector forestal y maderero del territorio

JAVIER PEÑALBA, EL DIARIO VASCO, Jueves, 7 junio 2018

Los pinos están enfermos. Si nada lo detiene, la masa forestal de la especie insignis 'Pinu radiata' de Gipuzkoa va camino de la aniquilación. La pervivencia de los actuales ejemplares corre grave peligro. Voces expertas se atreven incluso a afirmar que padece un «cáncer para el que no hay cura posible». Se estima que un importante porcentaje de los ejemplares del territorio están infectados. La situación preocupa a la administración así como a los forestalistas vascos. Estos últimos podrían sufrir notables pérdidas, si la enfermedad avanza al ritmo que lo está haciendo. Algunas voces hablan de «hecatombe». Y lo peor es que no parece haber cura. 

Basta con echar un vistazo a los pinares para comprobar los efectos de estas plagas que reciben los nombres de 'banda marrón' y 'banda roja' por la tonalidad que adquieren las hojas de los ejemplares afectados. El color ocre que exhiben llama poderosamente la atención, máxime en esta época del año, donde el resto de la foresta luce un verde casi rabioso.

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