jueves, 25 de octubre de 2012

OTRA VERSIÓN DEL CUENTO


Metidos de lleno en la campaña de las semilladas y de las restauraciones  os animamos a leer este cuento ilustrado de los compañeros de GRAMA. Se trata de Otra versión del cuento de Jean Giomo denominado El hombre que plantaba árboles.

domingo, 21 de octubre de 2012

EN BUSCA DEL TEJO PERDIDO


Mi primer fin de semana en la comarca de Omaña de León, en casa de los anfitriones Alipio y Belén  resultó de lo más entretenido. Molaba la experiencia. A mi corta edad, 8 años estas aventuras no se olvidan con facilidad. Por si acaso  iba prevenido. Había sacado un libro en la biblioteca de los que me entretienen: de misterio. Pero lo que ahora os cuento se asemeja más a las aventuras de un India Jones muy personal. El domingo por la mañana montamos en el coche para hacer una excursión. Llegamos a unas casas a la orilla de la carretera y atravesamos una valla que nos conducía por una pista empinada. De momento no llovía. Protegido por mi chubasquero rojo y mis botas de agua de avatar, al principio me quede retrasado del grupo principal con mis padres y mi hermana de 3 años.
En algún tramo del paseo me contaban que el abedul, como las hojas  de la fotografía superior, se hace inconfundible por su corteza clara, de tono gris ceniciento. De su cara interna, muy traslúcida y fina se sacaban pergaminos que en la antigüedad se usaban para escribir, a los que los romanos conocían con el nombre de Librum. Es durante esta estación otoñal cuando los abedulares muestran su colorido, cuando en los bosques de hoja caduca empieza a tornear la hoja, y diferentes matices impregnan el paisaje de una gran riqueza cromática.


La humedad del terreno no me importaba. Para eso iba bien protegido y calzado. No me importaba cruzar una y otra vez, a izquierda y derecha del estrecho camino paralelo al arroyo de Entrepiedras. Toda una odisea sorteando arraclanes, avellanos, abedules, sauces, fresnos y otras especies de árboles que desconocía. A mí lo que me entretenía de verdad era coger moras: que sabrosas estaban, una aquí otra un poco más allá, otra zarza tres pasos más adelante. Algunos se quedaron sorprendidos que hubiera todavía a estas alturas del calendario tan rico fruto.


Como todo explorador audaz me aconsejaban caminar con sigilo y sin dar grandes voces, algo difícil en un niño a esta edad y en un medio que estaba descubriendo, explorando con los cinco sentidos. En la imagen superior descubrimos una huella de un animal salvaje del que encontramos varios rastros en nuestro paseo: el jabalí. Con su hocico hundido sobre las praderas y orillas del arroyo aireaba el terreno en busca de las preciosas raíces que le alimentan.

Por mi parte, no acertaba a comprender tanto entusiasmo por el hallazgo. Aunque pasado un tiempo acierto a comprenderlo. Les despertaba el mismo interés que a mí cuando descubrí la Amanita muscaria, pero esta vez David el Gnomo se había ausentado quién sabe si ahuyentado por mis voces o en busca de una morada alternativa.
Continuaba a lo mío. Intentar cortar el agua del arroyo con una piedra plana e intentando disimular el cansancio por el tramo andado.

Por fin llegamos. Tras esa puerta imaginaria construida por los avellanos se encontraba el destino: los tejos. Al fondo, se vislumbra la silueta de un adulto que me enseño los dos tipos de silbatos que son imprescindibles para salir a  la Naturaleza: uno para las personas y otro para los animales, en especial para los perros. Aunque para mí, el que resulta reconocible es el de mi madre que me silba con potencia para que acuda a su llamada. 
Parece que mis exclamaciones habían sido aceptadas. Tras repetir un par de veces: 
¿Falta mucho? ¿Cuando comemos? 
En una pradera descubrí otro buen matorral poblado de moras. Mi apetito lo saciaron adecuadamente estos generosos frutos del bosque, junto con otros dulces y embutido del que todos dimos buena cuenta.

Los adultos atravesaron el umbral mágico anteriormente reseñado para descubrir los tejos. Según les oí contar, se trataba de un bosque moldeado por la intervención del hombre.Un terreno ahora en desuso, abandonado en los últimos 30 años, de ahí que los tejos debido a su lento crecimiento sean relativamente jóvenes como el de la fotografia anterior.


Su porte, formación, altura, edad, textura y arraigo sobre el terreno era diferente según me contaban. Unos dominaban más sobre otros, haciéndose notar en el paisaje. Lo que si me aconsejaron era no tocarlo; por si acaso, ya que se trata de un árbol tóxico para los humanos. Aunque si se obtienen de él usos medicinales que remedian nuestras enfermedades.



A medida que penetraban en el terreno, el patromonio natural que observaban era más completo. Distintos árboles y arbustos, además de las plantas herbáceas y el sotobosque era mas completo. Un paraíso en el que adentrarse y descubrir nuevas sensaciones. Cuando se iba ganado altura los tejos eran de mayor antigüedad.




De regreso a donde me había quedado junto con mi hermana y nuestra cuidadora personal escuchaba a los mayores como intercambiaban opiniones a cerca de un ejemplar rendido, humillado, pero noblemente erguido y resistiendo al paso del tiempo: un tejo seco que ha sido testigo mudo del devenir y fenece en el bosque siendo todavía parte de él.



La vuelta al coche se me hizo más rápida. Tenía más fuerza y caminaba siempre en cabeza. No acertaba a comprender como nuestro guía portaba durante todo el trayecto unas raíces secas sobre su fornido cuerpo. Al llegar a casa lo entendí. Estas pequeñas raíces de junquillo, sin embargo, sirvieron de alimento para otro animal que transitaba por nuestro camino. No andábamos solo en esta aventura.

Antes de concluir nuestro trayecto, en las proximidades de este fresno notablemente impregnado por el color de la estación otoñal, nos contaron que el activo glaciarismo de los últimos periodos geológicos han dejado numerosas evidencias en toda la comarca. Moldeados por inmensas lenguas glaciares, algunas de varios kilómetros de longitud, estos valles en artesa se caracterizan por su perfil en "U" con fondo amplio y plano. Y así pasé la mañana. Algo que relatar a mis amigos cuando regrese  al colegio el lunes.

P.D: En agradecimiento a Mateo y Valle que se emboscaron en nuestro bosque habitado portándose como verdaderos jabatos.

AUDIO PROGRAMA EL BOSQUE HABITADO


Los seguidores de nuestro blog y de sus artículo sabeis que en Radio 3 los domingos de 11.00 a 12.00 se emite el bosque habitado. Un programa de música, entrevistas y difusión de noticias relacionadas con el Medio Ambiente. En la emisión de hoy, domingo 21 de Octubre hacen alusión a la campaña que las distintas Arbas y Txirpiales llevan a cabo para semillar el monte. Seguro que identificas rápidamente la voz del portavoz del colectivo. Antes hay una entrevista con Araujo y alusiones al libro del hombre que plantaba árboles, del que también encontraís en este blog su versión en película animada. Para escucharlo pincha a continuación:
Difusión de la campaña de recogida de semillas.

LA ARDILLA PLANTABOSQUES



Esta nuez tiene buena pinta, se limpia un poco, se entierra, zis zas se tapa un poquito con las hierbas y ya está a por otra....

viernes, 19 de octubre de 2012

EL HOMBRE QUE PLANTABA ÁRBOLES

POR LA SENDA DE LA SETA DEL DIABLO


El Otoño acecha sobre nuestra vida. La imagen superior puede ser la representación de la mítica y añorada estación en cualquier punto de la Península. Pero se trata del Bosque de Braña Ronda, en la comarca de Laciana, en la provincia de León. Un paisaje cubierto por una naturaleza indómita, rodeada por cumbres escarpadas, en su mayoría silíceas y con altitud cercana a los 2.000 metros en algunos picos. En este marco maravilloso cubierto por una extensa masa de bosque mixto, nos adentramos siguiendo las pisadas y los conocimientos de quien mejor lo domina: nuestro guía Luis


La relevancia del lugar viene marcada por el magnífico estado de conservación de sus bosques: robledales mixtos en los que proliferan gran variedad de especies arbóreas distintas; como hayas, mostajos, tilos, serbales, fresnos, saúcos, tejos, acebos, abedules, arces, cerezos, robles albares y carballos.




Sin embargo, la Biodiversidad del bosque está ligada a la riqueza del suelo sobre el que se asienta, en el que multitud de pequeños seres como hongos, microorganismos descomponedores y diminutos invertebrados sirven de sustento al complejo ecosistema forestal y posibilitan en última instancia, la presencia de otras especies: como la marta, el lirón gris, el el jabalí, el corzo, el tejón o el gato montes.


Ocres, rojos, verdes, amarillos cobrizos y otras tonalidades abundan a raudales en este ecosistema. Basta mirar al suelo para observar en la hojarasca su descomposición mezclándose con la fértil tierra que sustenta el estrato arbustivo. Una simple mirada permite identificar la variedad de especies que lo pueblan: tilos, avellanos, olmos de montaña, sorbus intermedia entre otros.

La Amanita muscaria, ese hongo identificado por millones de niños en el mundo aparece camuflado entre las hojas y el sotobosque. Esta variedad tóxica prolifera en la zona. Boletus, pie azul, galampernas y alguna otra variedad de hongos  nos permitieron satisfacer nuestros estómagos tras la caminata matinal.



Los cursos fluviales de agua  son recursos importantes dentro del bosque. Aportan riego, humedad y frescura al entorno. A pesar de la escasez de lluvia registrada este verano esta pequeña cascada sirve  como ejemplo de la relevancia  que pueden tener los invertebrados diminutos, tales como gusarapas, tricópteros, libélulas, muy sensibles a la variación de la temprturas, pH, cantidad de materia orgánica disuelta, fosfatos y otros contaminantes, cuyo control resulta fundamental para la conservación del equilibrio dentro del ecosistema del bosque de galería ribereño integrado por alisos, sauces, fresnos y chopos, presentes dentro de una parte del bosque de Braña Ronda.


Los tejos milenarios se muestran duraderos, fuertes y erguidos a pasar del paso del tiempo. Sus raíces penetran el perímetro del bosque sustentando el terreno y confiriendo al lugar un paisaje oscuro y tenue.



Incluso sirven de cabaña improvisada, refugio alternativo, morada pintoresca para que un pequeño trasgu, diablo o duende inquieto penetre en sus entrañas  y nos permita comparar su porte en relación con su figura.


Según avanza la mañana nuestro paso se hace más apresurado. Nos acercamos a nuestro objetivo primigenio; acercarnos al robledal a los quercus petraea y robur para descubrir su milenario pasado.

Los árboles caídos, los arboles viejos, muertos también forman parte del ecosistema bosque. Sirva este ejemplar de roble como muestra, con multitud de variedad de líquenes, musgo y resto de microorganismos que actúan como agentes descomponedores de la materia viva generando sustratos y nutrientes que restauran a largo plazo el bosque.


Llegamos al momento sublime, anhelado y cumbre del paseo. Los robles de porte majestuoso, altivo y grueso penetran a nuestras miradas. Los recorremos en todo su perímetro y comprobamos que la realidad supera a la ficción, de nuestra fugaz imaginación de lo que nos habían contado, y en este preciso instantes comprobamos.


Un tronco sublime, de un perímetro amplísimo que no alcanza a rodear siete personas entrelazadas por las manos alrededor del mismo. Su corteza lisa ha soportado las adversas condiciones climáticas del invierno, el verdor primaveral, la ausencia de la hoja durante el otoño y la humedad del verano.


También le dotan de figuras antropomórficas en el dosel de su corteza que hacen volar la imaginación de los presentes, y por que no de los ausentes, sugiriendo inhóspitas caras de duendes del bosque, elfos y demás tripulación.



Sus profundas raíces en la parte posterior asemejan a las zarpas de un imaginario dinosaurio, que quizás quién sabe pudo transitar por este paraje en otra época y ahora ha mutado en este extraordinario ejemplar de roble.


A pesar de encontrarnos en la estación otoñal, su frondosa copa aún atesora en sus ramas las preciadas hojas que con el paso del tiempo caerán dando paso a una nueva estación. Es el cilo vital que rige nuestros destinos.


En la sobremesa una inesperada vulpes vulpes hembra se apuntó a la tertulia. Los restos de la comida fueron a parar a su estomago agradecido, una muestra más de la simbiosis de este entorno entre el hombre y la Naturaleza.


El frescor de la tarde nos permitió conocer el pueblo de Robles de Laciana. Traspasado el umbral de la puerta de entrada entramos al ábside y observamos con detalle la frescura de la pintura que lo envuelve, tan bien conservada a pesar del transcurrir de los años. Es en ese momento cuando alguien sugiere con su impenetrable voz una sugerencia lapidaria: "Toda Iglesia debería tener su Cecilia particular"


En la diminuta sacristía, encontramos las dos tallas de mayor valor y no expuestas al público. Una virgen con su manto blanco enfundado y un santo que se asemeja a la figura de Santiago apóstol  caracterizado con los detalles escultóricos de la época.


Fuera cae la noche cerrada, los peregrinos deben regresar a su morada en Villablino. Es la hora de la despedida y del hasta pronto. Una sombra fantasmagórica y alargada recubre la fachada  de la Iglesia de San Julián , uno de los primeros mártires del cristianismo y  muestra del románico rural. Durante la Edad Media sirvió como lugar de enterramiento a gran parte del concejo de Laciana.

sábado, 6 de octubre de 2012

IDEAS PARA SEMILLAR EL MEDIO NATURAL


Como complemento al post posterior os dejamos aquí unas pinceladas teóricas que os serán de muchísima utilidad a la hora de restaurar bien por iniciativa propia o por pertenecer a un colectivo preocupado por el estudio y la conservación de nuestros bosques autóctonos.  La primera, al clickclar en Lee este articulo de Quercus. La segunda, en la que se contemplan otro tipo de variables a la hora de restaurar según estos profesores universitarios. Ambas muy validas para lograr el objetivo final: Restaurar el paisaje con especies autóctonas.

CAMPAÑA DE RECOGIDA DE SEMILLAS

 

Esta iniciativa va dirigida todos las personas interesadas en restaurar nuestro medio natural, muy castigado este verano por la ola de incendios que nos ha dejado sin parte de nuestro paisaje y patrimonio natural. Sólo se requiere voluntad, compromiso personal y ganas de recolectar semillas de dirferentes especies autóctonas de nuestra península con el objetivo de crear un bosque autóctono de futuro. En las imagenes posteriores os dejamos unos pequeños consejos resumidos del manual de plantabosqes.

Los intereses de nuestro banco revertiran en toda la sociedad al restaurar principalmente suelos dañados, quemados o antiguos vertederos. Dando vida y esplendor a nuestro paisaje forestal. Como habeis observado por las imaganes adjuntas, nuestras armas (azadas y fuerza motriz humana) y nuestro arsenal (bellotas) no es difícil de conseguir. Nustra acción será directa, sin pasar por semilleros propios y viveros acondicionados. Basta con introducir la bellota unos centímetros con un dedo o ayudados por un penetometro, y la semilla germinará en un futuro. Si restauramos introduciendo miles y miles de ellas, con que germinan la mitad nos damos por satisfechos.