miércoles, 30 de junio de 2010

CERRAMOS EL CHIRINGUITO HASTA SETIEMBRE


Por estas fechas estivales, bajamos la persiana como siempre. El centro donde nos reunimos los martes cierra por las tardes, así que nos vemos de nuevo con más brío y energías en Septiembre. Si teneis algo que consultar mandarlo al email de Txirpial, estará operativo, al igual que el blog donde se colocarán cosas relacionadas con lo que nos preocupa y ocupa. También podeis localizarnos en los teléfonos habituales que ya conoceis.

A disfrutar de las vacaciones y pasarlo bien, si os dejan y podeis.

POR LOS CAMINOS DEL "CHICO DE LAS PLANTAS"









“Lo que tiene inercia es difícil de parar. Lo que tiene estabilidad es difícil de tumbar y lo que tiene calidad y verdad es un argumento eterno. El secreto está en empujar y hacer fuerza”.
L.F. Esplá

Y en eso estamos. La “simbiosis” perpetua que aúna a Txirpial y Arbava desde sus inicios es el la crónica visual que este viajero anota en su cuaderno de bitácora. Transcribo las impresiones tras caminar muchas leguas detrás de sus mocasines por las tierras burgalesas de Sedano, Pesquera de Ebro y Turzo. Sin olvidarnos, de la huella impronta custodiada en la caja de pandora personal tras la vista al observatorio de Rocamundo, en las lindes cántabras.






El Tobazo y sus sumideros abruptos, naturales y entrecortados centran nuestra atención al atardecer. De sus aguas espléndidas, yermas y fértiles en minerales brotan unas pequeñas plantas que dan vigor al paisaje. Lástima no haberlo visitado en la estación de las lluvias. Cuando el agua cobra fuerza y de sus aguas emanan suculentas cascadas y torrentes que en esta ocasión simplemente imaginamos.Apresurados por las viandas que nos tienen preparadas en el restaurante “la olma” de Polientes nos desplazamos raudos y veloces al encuentro del resto la familia nómada que esperan al jefe. Llama la curiosidad del viajero, el nombre de la casa de comidas. Y por un momento, retrocede en el tiempo, al contemplar una instantánea en blanco y negro colgada en una de las paredes del local. La vieja olma en todo su esplendor destella en la plaza del pueblo a la vera de la iglesia parroquial. Centra su mirada en ella y parece escuchar estas palabras que la sufrida olma le relata…



Que ingrata resulta con frecuencia la memoria. Con la de historias positivas, fructíferas, gratificantes y alentadoras que he propiciado a todos aquellos que me rodean. Acaso no os queréis acordar de quién fue vuestro primer testigo mudo del vínculo amoroso cobijados bajo un cielo de hojas primaveral; aquellas conversaciones sobre lo divino y lo humano que entablabais bajo la sombra de mi copa en una calurosa tarde de verano; el replicar de campanas grave y pertinaz convocando a los presentes a la misa vespertina de las siete durante el frío otoño; por no mencionar mi pose estoico, rígido y premeditado soportando las altas temperaturas invernales y el espesor de la nieve en mis brazos longevos, firmes y sólidos. Componiendo la más bella silueta de una postal gélida…


Anotadas estas reflexiones en su bloc de notas, el viajero regresa al presente y tan sólo veinticuatro horas después en Pesquera de Ebro se topa con otra instantánea: un viejo tronco, seco y encajonado por un muro de piedra que realza su figura en la parte delantera de la iglesia del pueblo. Y el viajero aposenta su cansado cuerpo en un banco próximo para contemplar el encuadre, mientras de la fina lluvia brotan a lo lejos unas curiosas palabras que tiñen la piel del caminante de cierta nostalgia…


Mi experiencia bicentenaria es mi mejor aval para dar fe y constancia de todos estos hechos. No os olvidéis que desde la posición privilegiada que ocupo, una escultura caricaturesca en la plazuela de cualquier pueblo tradicional, he sufrido también agresiones, a modo de hurto, de pequeños esquejes y ramas. Con posterioridad, mis retoños han brotado en cordeles, veredas, caminos y pedanías. En un intento obstinado de supervivencia y de no decir adiós ante la agónica dolencia que nos acosa: la grafiosis.

Estas sencillas reflexiones, ahora que mi figura se convierte en tronco de leña seca muy diferente a la intensa, áspera y oscura fronda de años precedentes, denotan mi estado de ánimo. Con el transcurrir del tiempo, sólo nos queda acogernos a los avances de la ciencia para que puedan luchar contra la enfermedad y preservar el recurso genético que nos queda.
Este pudiera ser mi testamento, aún sigo siendo el centro de la vida y de los pueblos, el amigo, que cuando se muere se le echa de menos, como a un viejo compañero. Y tan sólo soy un simple olmo común (ulmus minor).


Revitalizado por lo que acaba de escuchar, se da un intervalo lacónico y recuerda haber fotografiado otra especie diferente de olmo en el trayecto sabatino: el ulmus glabra propio de estas latitudes.



Aprovecha este instante para ir repasando y ordenando en su manoseado cuaderno de notas las anotaciones oportunas. Como la presencia de la anancamptis pyramidalis ha sido omnipresente durante toda la jornada.

También como el “lazarillo de las plantas” soportaba amablemente los continuos interrogatorios de los villanos que le acompañan, sin abandonar su enigmática media sonrisa y sin soslayar cualquier cuestión que le demandaban. Como muestra, este pequeño botón a modo de fotografía que destaca la complicidad entre maestro y alumna.

Para no romper el encanto veraniego surge un canto fresco que se oye en la lejanía de las copas del hayedo: el pinzón alerta de la presencia de extraños por sus dominios; la belladona irrumpe con su presencia en la derecha del camino.


Ante tanto sobresalto, vigilados de cerca por la flor de los reyes que se asoma timoratamente sin mostrar sus vergüenzas en todo su esplendor.
Nuestros tres mosqueteros particulares se pliegan a sus exigencias seducidos por sus propiedades adoptando una pose impostada ante la repentina lluvia que se avecina.



Pero por arte de magia y por los poderes que la madre naturaleza le ha obsequiado, nuestro prestidigitador particular, parapetado en su garrocha mágica apenas transcurridos un centenar pasos se transforma en un ciervo de la madera.



Con su paso cansino y corto desplaza al resto de acompañantes ante las proximidades de un antiguo yacimiento minero. Los más interesados se arremolinan en torno al experimentado “chico de las plantas” para profundizar sobre la materia.
Antes de entrar en un angosto desfiladero, tupido por un bosque mixto, una mariposa liba tranquilamente ajena a las cámaras de fotos que inmortalizan ese momento.




Con anterioridad, en la turbera nos habían contado que existían unas florecillas que colonizan estos ecosistemas y poseen una especie de estómagos abiertos. Destacan poderosamente por tratarse de especies carnívoras.




Ahora, es el nuestro quién empieza a delatarnos, con el rugir de sus tripas, haciéndose necesaria la oportuna parada para rellenarlo de caldos y todo tipo de productos gastronómicos, cobijados por la sombra de las hayas y el susurro del arroyo que nos acompaña en nuestro buen yantar.
Saciados nuestros cuerpos proseguimos camino adentrándonos en el curso del arroyo, ahora seco y sin caudal alguno, en busca de curiosos ejemplares de: taxus baccata jóvenes en edad y pequeño porte; prunus mahaleb con cierta vigorosidad y consistencia que no vimos entre tanta sabrosa cubierta vegetal; tilo platicido y tilo cordata en apenas un metro de espacio. Además de otras peculiares especies arbóreas que obnubilaban nuestro tránsito.Retomamos la senda que nunca debimos de abandonar para encontrarnos con la sabina mora que ansiábamos retratar.


Tomando la carretera que conducía a nuestro destino, Pesquera de Ebro, el viajero se detiene para interpretar el paisaje que le ofrece el horizonte. Una masa de chopos en la lejanía, vislumbran en ambas márgenes el curso del río Ebro, rodeados de prados de pasto y distintas especies de árboles, apreciando los distintos estratos arbustivos y las oquedades en las rocas que circundan el valle.


Allá, en la lejanía la iglesia del pueblo marca el punto de llegada de los expedicionarios para saciar la sed. El día va cayendo.





Al día siguiente nos encaminamos en dirección a Turzo. Donde nuestras verdaderas velas, que iluminaron nuestro camino fueron la Orchis coriofora que se mostraba con todo encanto al comienzo de nuestro tranquilo paseo matinal.



Junto con la plantanthera bifolia de la jornada anterior, tan pequeñita ella que contrasta con el detalle de la fotografía, engañando en demasía a los profanos de la materia. Además de ciertas flores endémicas que arropan el GR 99 del camino del Ebro.



Despertamos de este sueño de verano, nos bajamos de las nebulosas celestes, de la luna llena del fin de semana y de los anillos de Saturno, para que esta alegoría resplandezca en el universo de cada uno.




P.D: Vimos muchas más especies, pero todo no es conveniente detallarlo, es mejor que vengais y lo conteis. Un último apunte horneado a ultísima hora por nuestro excepcional guía que dice:
Y otra cosa más, hay al menos cinco o seis orquídeas presentes en la zona incluidas en el catálgo de flora protegida y de las que vimos tres de ellas, Ophrys insectifera, Gymnadenia odoratissima y Epipactis palustris; también vimos otras especies incluidas en el catálogo, como Allium molly, Atropa belladona, Taxus baccata, Petrocoptis pyrenaica o Ruscus aculeatus (este último solo como regulación de su posible aprovechamiento)
Esperamos impacientes vuestros comentarios.

viernes, 18 de junio de 2010

FÁBULA DEL ÁRBOL Y EL GUSANO


Gustavo Duch. Norte de Castilla, 1 de junio de 2010

Como el genial escritor Terry Pratchett, pienso en un mundo fantástico donde conviven unos árboles mucho más viejos que las milenarias secuoyas junto a unos gusanitos efímeros, que nacen con el alba y siempre, siempre mueren mucho antes de caer el Sol.
Al abrir los ojos aquel árbol ‘trilenario’, doscientos años después del parpadeo anterior, -que ese es su ritmo normal- lo vio todo totalmente cambiado. Por arte de magia, de birlibirloque, en un abrir y cerrar de ojos –y no es metafórico- el pueblo que divisaba desde sus ramas más altas estaba completamente arruinado, como si hubiera sufrido el peor de los bombardeos. Los huertos que le rodeaban, los molinos, los corrales de las gallinas, las niñas y niños jugando, las vacas pastando… , todo aquel último registro en su retina de madera, había sido sustituido por un inmenso, monótono y verde campo de maíz. Su estremecimiento estaba acompañado de una sensación nueva, como un pinchazo en su tronco. Allí tenía clavado un letrero que indicaba que estaba rodeado de maíz transgénico. Rompió en lágrimas de savia clara. No, no era por el espina en su tronco, su lloró surgió cuando descubrió -a su ritmo parsimonioso- que los hermanos del bosque con los que formaba aquella hermosa comunidad, también, en un visto y no visto, lo habían abandonado. -¿Dónde fueron? ¿Por qué no me avisaron? No quedaba rastro de ellos.
Sumergidos en ese mundo verde y aburrido, a la sombra del viejo gigante, dos gusanos efímeros en la mitad de sus vidas conversaban mientras mordisqueaban unas hojas. ¿Sabes que me han explicado? – pregunta el más risueño de ellos- Hace muchos años, aquí se comía maíz pero también lechugas, acelgas, coles… y con esos alimentos vivíamos mucho más tiempo que ahora. ¡Qué en esos tiempos el Sol se escondía para volver a salir! Entonces además de nosotros vivían en este mundo otros animales parecidos a nuestros tatarabuelos. Hablan de unos gusanos que no se arrastraban por el suelo como nosotros, tenían alas de colores que les permitían volar. Otros gusanos eran ciegos y vivían comiendo tierra que luego expulsaban. Sólo se les veía cuando llovía. Incluso existían unos gusanos babosos que cargaban un caparazón sobre sus espaldas. ¡Qué cosas más espléndidas! – enumeraba mientras sus pupilas centelleaban- No creo en las leyendas -contestaba el otro gusano- Mira, mi padre dice que el siempre lo vio todo igual. Y lo mismo el padre de su padre. Son cuentos para gusanos chicos, para pasar el rato. ¿Cómo vas a pensar en gusanos voladores? Qué, ¿llevaban, antenas en la cabeza? Ja ja ja – se burla- Y el Sol siempre está ahí quieto, ¿lo has visto moverse? Entonces, ¿cómo quieres que se esconda para volver a salir? Y siguieron con su régimen de maíz sin saber que, desde hace para ellos mucho mucho tiempo, lleva una toxina que es la responsable de su corta vida.
¿Es un mundo ficticio? Los transgénicos están en nuestros campos y en nuestras dietas. En los campos su expansión latifundista desplaza millones de familias campesinas, no hay duda. Como un rey Midas al revés, todo lo que toca, lo convierte en pobreza. Y cuando toca cultivos de semillas autóctonas, les contagia su gen modificado, y así, las marca como prisioneras. ¿Será que les cosen dos triángulos invertidos para asfixiarlas en campos de concentración? Será. Y en nuestras dietas los ingerimos de a poquito. Patatas con transgénicos, carne con transgénicos, palomitas de transgénicos y todo enriquecido con sus pesticidas asociados.
¿Y cómo lo afrontamos? Con una clase política subyugada que parecieran abrir y cerrar los ojos al ritmo de esos viejos árboles, y cuando toman conciencia de la realidad –si la toman- se quedan con cara de bobos, incapaces de reaccionar. Otras veces, la mayoría, se comportan como ese gusano incrédulo y arrogante, sin perspectiva, olvidando los principios elementales del Planeta prestado.Lo que Pratchett no supo fue que el gusano curioso decidió valiente trepar por el tronco del árbol. Al llegar a la copa le pidió permiso para probar sus hojas más frescas, sanas y nutritivas, y sin saber cómo, se fue enrollado sobre si mismo, quedando finalmente envuelto por un suave mantel de seda.

IN MEMORIAM DE SARAMAGO

Rendimos un sincero homenaje al nobel portugués con dos composiciones poéticas(muy naturales y adecuadas a este blog) rubricadas de su puño y letra. Están recopiladas en el libro PIEDRA DE LUNA:

DECLARACIÓN
No, no hay muerte.
Ni esta piedra esta muerta,
ni muerto está el fruto que cayó;
les da vida el abrazo de mis dedos,
respiran la cadencia de mi sangre,
del aliento que les rozó.
También un día, cuando esta mano se seque,
en la memoria de otra mano perdurará,
como calladamente guardará la boca
el sabor de las bocas que besó.



ALZO UNA ROSA
Alzo una rosa, y todo se ilumina
como no hace la luna y el sol puede
cobra de luz ardiente y enroscada
o viento de cabellos que se mueve.
Alzo una rosa y grito a cuantas aves
el cielo colorean de nidos y de cantos,
en el suelo remuevo el orden que decide
la unión de los demonios y los santos.
Alzo una rosa, un cuerpo y un destino
contra la fría noche que se atreve,
y con savia de rosa y con mi sangre
perennidad construyó en vida breve.
Alzo una rosa, y dejo, y abandono
cuanto duele de penas y de asombros.
Alzo una rosa, sí, y oigo la vida
en este cantar de aves en mi hombros.


viernes, 11 de junio de 2010

LOS ÁRBOLES MUEREN DE PIE


DEL BLOG CRÓNICA VERDE DE César Javier Palacios
Esta es una historia curiosa si no fuera por la profunda tristeza que provoca. Tampoco es reciente. Trata de un árbol, un único árbol, el más solitario y aislado del planeta. También el más gafe. No había otro en 400 kilómetros a la redonda. Sobrevivía en el desierto del Teneré, en Níger, y era una acacia.
Teneré significa en el idioma tuareg “el desolado, y es el desierto del desierto del Sahara, su área central y más árida. Allí donde la vida es prácticamente imposible subsistía el desamparado árbol, el último superviviente de los viejos bosques que durante milenios poblaron las ataño fértiles llanuras del Sahara, expulsados por la sequía de un desierto en implacable avance.
Era faro natural en medio de un mar de arena, punto de referencia obligada para las caravanas de camelleros, emblema de vida en mitad de un paisaje de muerte. Su secreto estaba en la potencia de las raíces, capaces de llegar hasta un pequeño acuífero fósil localizado a 35 metros de profundidad. Incluso florecía todos los años, en un intento desesperado por perpetuarse tan inútil como maravilloso.
Pero llegamos nosotros y nuestros locos cacharros. 25 años después de descubrirlo para el mundo occidental, el explorador y etnólogo francés Henry Lhote se encontró en una segunda visita con que un camión le había desgajado uno de sus dos troncos. Y no se lo podía creer:
“El tabú, el árbol sagrado, el único a quien ningún nómada osó haber herido con sus propias manos… este árbol ha sido víctima de un golpe mecánico”.
Parece imposible chocar contra el único obstáculo en cientos de kilómetros, con todo el espacio del mundo para esquivarlo, pero ocurrió. Y no una vez, sino dos. La segunda fue la definitiva. En 1973 un camionero libio, presuntamente borracho, embistió accidentalmente la acacia acabando con el símbolo de los tuaregs. Sus restos pueden verse ahora en la capital de Níger, a modo de triste monumento. Mientras, en su lugar original se levanta un árbol metálico apoyado en bidones de combustible, triste caricatura artística del avance avasallador de nuestra civilización.

lunes, 7 de junio de 2010

HOCES DEL EBRO Y DEL RUDRON, ULTIMO FIN DE SEMANA DE JUNIO



Son el pastor y el mastín que conducirán el rebaño por el Rudrón y el Ebro. Lo llevarán todo bien atado y en corto, para que nadie se escape de la majada. Es muy conveniente leer con muchísima atención todo el texto para evitar sobre el terreno confusiones innecesarias. Tened en cuenta que se tratan de paseos botánicos y como tales agacharse y mirar a ras de suelo para ver muchas cosas interesantes que nos contarán los organizadores. No se tratá de una marcha organizada con un itinerario consecuente: yo voy por aqui y os espero en tal punto,no va con el sentido de lo propuesto. Llegaremos hasta donde podamos.¿Entendido?


Viernes 25 de Junio a las 21,15: Lugar de encuentro en el Restaurante la olma en Polientes(Cantabria) Cuesta 12 euros por persona la cena y hay que elegir el menú por persona entre los siguientes platos:

Primero: ensalada de pasta, ensaladilla rusa, ensaladilla mixta o sopa de pescado.

Segundo: costillas de cerdo asadas, codillo, carrillada ibéricas o bacalao con tomate.

Pan,postre y vino de la casa y gaseosa incluídos, no incluye el café.

Cena rauda y veloz, para llegar a Rocamundo a las 23.00.


En el observatorio astronómico reservadas dos visitas de media hora una para 11 plazas y la otra para 15 plazas.

Recordamos que el límite de plazas totales es de 27 que son las reservadas en la residencia Miguel Delibes en Sedano que incluye por 55 euros por persona: el alojamiento del viernes; el desayuno, cena y alojamiento del sábado; y el desayuno del domingo. La idea es alojarse en habitaciones dobles para que salga más económico.


Confirmar menú y asitencia a la siguiente dirección de RAÚL:

chequiclasche@yahoo.es o al tfno. móvil 649 38 07 07
ES NECESARIO LLEVAR LA COMIDA DEL SÁBADO Y DEL DOMINGO.
TAMBIÉN SE ACONSEJA LLEVAR UNA PRENDA DE ABRIGO PARA VISITAR EL OBSERVATORIO, PORQUE SE TRATA DE UN ESPACIO AL AIRE LIBRE Y PUEDE SOPLAR DE LO LINDO.

EL AMBIENTE SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO

"Y en lo alto de la iglesia
hay un nido de jilgueros.
Y el señor cura me ha dicho
que no le toque los huevos".

Permititirme esta licencia para emplear el título de un libro escrito por Joaquín Araujo e ilustrado por Antonio Forges, para recordaros que se ha celebrado el sabado 5 de Junio el Dia Mundial del Medio Ambiente. Una de esas fechas marcadas en rojo en el calendario conservacionista. Nosotros lo conmemoramos colaborando con el Museo de Bellas Artes de Bilbao con las visitas didácticas por el parque de Dª Casilda y la interpretación de distintas obras pictóricas. Beatriz y Txemi contaron las esencias del parque, desde el punto de vista de la flora y fauna que en el habitan. Como botón de muestra el ánade rabudo y sus vastagos que acompañan la instantánea siguiente.

La visita terminó con un taller de elaboración de nidos artesanales como el que ilustra la primera fotografía del blog. Realidad y ficción no difieren tanto, según en que momentos, como lo demuestra la imagen.
Sin embargo otras instituciones aprovecharon la jornada para inagurar nuevos espacios verdes, que acercen a la ciudadania a la Naturaleza. Rodeados de numerosos árboles (no entramos en la discusión de si son autóctonos) parrillas y asadores, además de innumerables bancos, las laderas del Monte Arraiz muestran una nueva fisonomía para todos aquellos que se acerquen a conocerlo. Se cerraba la cuadratura del círculo: El anillo verde bilbaíno.
El penúltimo parque forestal, el Parque de San Antonio, ha sido publicitado como la playa verde del botxo. Me viene a la memoria una antigua canción veraniega de décadas pasadas cuyo estribillo decía: "vaya vaya aqui no hay playa". A partir de ahora, no será necesario desplazarse a las playas del litoral costero vizcaíno, cercanas a la metrópoli. Para los amantes del ejercicio deportivo en la naturaleza, una serie de aparatos gimnásticos les ayudarán a muscularse. Lo mismo sucede con los que deseen tostarse con los rayos ultravioletas del astro solar, y detesten el contacto con la arena de la playa. La hierba y un solarium al natural facilitarán la labor, además de las duchas repartidas por el perímetro del espacio forestal.
Lo que es seguro, es que no encontraremos en estos lugares amapolas tan campestres como la de la fotografía que cierra este comentario.

miércoles, 2 de junio de 2010

ALGO PEQUEÑITO, ALGO CHIQUITITO...


Curiosa instantánea en la esquina de la fachada de una casa de Reocín de los Molinos, al sur de Cantabria. Que tiempos aquellos, se trata de un muro defensivo, de vigilancia y observación para defenderse de los posibles enemigos. Por eso, se comenta que el sur también existe.


Algo anecdótico, Braulio y su hijo Fonsi nos acompañaron en la jornada del sábado en el trayecto del Monte Hijedo. Su amor por la Naturaleza y lo que nos rodea no tiene precio. Un verdadero pozo de sabiduría y de respeto con el entorno. Nos comentó que en tiempos pretéritos la extensión del Monte Hijedo alcanzaba las lindes de Aguilar de Campo. Un ejemplo empírico del que desarrollo sostenible ya existía a mitad del siglo XX.

Algo curioso, se trata del Río Polla, un afluente del Ebro que atraviesa la localidad de Reocín de los molinos. Años atrás, era importantísima su agua para poner en movimiento los molinos que había por la zona. A muchos les resulta graciosa su denominación, pero es rigurosamente cierta. El run run escondido de su aguas martillaba nuestros oídos mientras pernoctabamos por la noche.

Para unos cuantos pueden ser el punto y la i. Pero no, se trata de Pedro y Ana, dos representantes de Arbava. Ella la más joven del grupo, él conocido como "el artesano de la oratoria". Ella algo chuiquita, algo pequeñita, él por el contrario, algo grandilocuente, majestuoso y astronómico.



Lo descubrimos por simple curiosidad. "Afotando" el tejo de la Cabaña de Hijedo,un palacete campestre con su ermita, sus dos torres poligonales:un capricho de un pudiente lugareño de comienzos del siglo XX. En la naturaleza nada está de más. Los excrementos de algun ave han permitido que brote un serbal de los cazadores a media altura del árbol. Eso se llama solidaridad, aunque para muchos sea simbiosis.Nos contaron que tendría aproximadamente ciento veinticinco años.

Otro de "los incunables" que nos acompañó en el fin de semana por la Cantabria infinita. Jesús lo mismo experimenta con una mermelada de madroño, que con un licor de escaramujo. Los frutos de la Naturaleza no tiene secretos para él. Con este detalle seguro que estaba dando vueltas al "coco" para obtener algun beneficio de la grosella que había en el patio de la cabaña de Hijedo.



La curiosidad no tiene fronteras. Y seguro que era muy interesante lo que estaban escuchando y observando Angela y Raúl, en aquel preciso instante.La percepción da un vuelco cuando te quedas a solas con el bosque, en medio de esa mística sensación de vida que palpita y te observa. ¿Seguirán haciendo akelarres por aquí?



El tiempo fluye lentamente, como si se encontrará mediatizado por un reloj de arena de otra época. Lo que nos permite ir fijandonos en esa pequeñas cosas, como alguien tituló en un libro: Lo pequeño es bello. Como sucede en este caso con una pluma de arrendajo, el guardian del bosque y verdadero símbolo de los plantabosques.

Más abajo de nuestras cabezas, conviene ir mirando por donde transitan nuestros pies. En los pequeños detalles es en lo que no reparamos en nuestra ajetreada vida cotidiana. Pero en el bosque pululan otros seres, como esta rana bermeja, sorprendida por tanto "paparazzi" antinatural. El sufrido tritón también se llevo su buena dosis fotográfica.


Los tejos son abundantes para ser tejos cuando nos internamos en el monte. Los hay de dos sabores: creciendo en zonas umbrías cerca de arroyos o bien rompiendo con calma rocas sobre las que se aúpan sus “tubos de órgano” resultando espectaculares formas orgánicas que parecen derretirse y chorrear cubriendo parte de la roca como un queso fundido o unos relojes blandos de Dalí.

El cuidadoso Txemi, dando explicaciones con su meritoria paciencia al grupo de humanos-polilla que revoloteamos en torno a él indisciplinados como pandilleros juveniles. Para muchos la paciencia y el saber estar son virtudes que atesora a raudales. Una especie a conservar dentro de este mundo globalizado. Gracias maestro por conducirnos por aquellos rincones, los pequeños saltamontes asimilamos sus enseñanzas.



Estas también revoloteaban, a su manera. De flor en flor, pero no en busca de néctar, si no engendrando futuras generaciones de su especie, para que la biodiversidad prolifere al sur de Cantabria.


No se trata de un anuncio de atún ni de un pose fingído. Tampco figuran el archivo policial como delicuente peligrosos. Al contrario, se trata de los organizadores de la próxima excursión comunal de txirpiales y "pucelanos". Dos "bichos" endemicos con conocimientos multidisciplinares.


No podía faltar en nuestra excursión un fósil. Una de "esas locas bajitas" que nos acompañaba descubrió en su afan conservador esta concha fosilizada en una piedra. Para enmarcar su instinto naturalista.

Algo pequeñito, algo chiquitito, se trata de la Ophrys Fusca, superviviente de la pradera y pasajera a la felicidad hasta que llegue su tiempo de extinción.

A pesar de que eramos unas cincuenta personas las que buscamos las orquídeas en la pradera cercana al molino de Arcera, la Ophrys Lutea no pasó inadvertida a nuestras lentes fotográficas.

¿Quién dijo que las miniaturas no eran obras de arte? No os recuerdan a las meninas de Velázquez sus detallas hojitas. La Orchis Purpurea también denominada orquídea de dama destella con todo su esplendor.

A pesar de la atronadora voz reclamando la sapiencia de los expertos allí desplegados ,en un principio no se le prestó la atención necesaria. Posteriormente , descubrimos una nueva especie, ¿Cómo se denomina? Preguntarles a Ana y Conchi, que fueron al curso de orquídeas. Por si no os encontrais con ellas: su nombre es la Ophrys scolopax, de nombre impronunciable.
P.D.: Cualquier parecido con la realidad acontecida en el fin de semana por tierras cantabras es fruto de vuestra imaginación y pura coincidencia.