viernes, 28 de agosto de 2009

¿SINGULAR O PLURAL?

"Que pequeña es la luz de los faros de quien sueña con la libertad" Joaquin Sabina.
Sólo o en compañía, es el verdadero pensamiento que a uno le asalta a reflexionar en voz alta, cuando transita por estas tierras. Como el de este Cristo crucificado, de talla gótica que se puede admirar en el Monasterio de San Andrés de Vega de Espinareda. De lo poco que se salvo tras el expolio de la Guerra civil, como original.


La denominación de Ancares se aplica a un sistema geomorfológico cuyas estribaciones afectan a la confluencia de las provincias de León (en su parte noroeste), de Lugo (en su límite oriental) y del Principado de Asturias (en su extremo suroeste). Separadas por las crestas del Peñarrubia, Tres Obispos, Mustallar y Peñalonga.Además de las cimas del Miravalles y del Cuiña. En Piornedo, en los ancares lucenses, al lado de un huerto nos encontramos con dos ejemplares de tejo, jovenes con sus respectivas bolitas.

La arquitectura tradicional de las casas, con cubierta de centeno, siempre se conoció como casa de teito. Pero en Galicia siempre se conocieron como pallozas. Son estas casas las que se han querido vincular al mundo celta. Existen de planta circular, elíptica y rectangulares . En ellas se combina la vida familiar y la de los animales de la casa. Convenientemente separados, algunas de las actuales construcciones se han convertido en casas museo que atraen la curiosidad de sus visitantes.



Durante el trayecto nos adentremos en un bosque de roble carbayo, cuya singularidad radica en su porte y dimensiones. Perteneciente al municipio de Suárbol, se trata de un curioso ejemplar autóctono de entre 600 y 700 años. El habitat que lo circunda lo componen acebos y serbales, presentando muchos ejemplares en su cubierta la presencia de hiedra, musgos y liquenes. El sotobosque lo configuran helechos, escaramujos y arándanos. Por la tarde nos acercamos a observar el castaño autóctono de Villasumil de Ancares, con un enorme hueco pero en buen estado. En los alerededores existen otros ejemplares que merecen igualmente la pena. Pero el reseñado destaca por su edad , tamaño y porte. Este notable árbol, cercano a la Iglesia de San Bernandino ha sido testigo primordial de las grandes y pequeñas historias del pueblo.
Suárbol es un pueblo que concentra la atención del visitante por la nuevo y la maestría de sus construcciones en piedra, y por la ausencia de las tradicionales pallozas, a diferencia de las localides cercanas de Balouta y Piornedo. la razón se debe a que a mediados del siglo XX, el pueblo sufrió un gran incendio, y fue reconstruido en grannito y pizarra. Aunque en alguna de sus casas aparecen figuras en cierto relieve, que llaman la atención del viajero.




En los frontales de algunas viviendas se pueden observar las típicas herraduras, símbolos de protección y de buena suerte a los que moran la vivienda. No olvidemos que esta zona es Reserva Nacional de Caza, además de Espacio Natural. En estos arriscados hontonares, donde canta el urogallo y aulla el lobo, se caza rebeco, corzo, jabalí, ciervo y perdiz.

AQUELLOS BROTES....

No importa el color de los mismos. Nos da igual que sean verdes, como los que reclama el Gobierno. Azules, tampoco nos disgustarían, como los que sostiene alguna entidad bancaria en busca de inversores. Lo que buscamos es savia nueva. Que pueda enriquecer a los troncos adultos que cumplen este año su décimo aniversario. Y los necesitamos de manera urgente. Pequeñas ramas que complementen nuestra labor en defensa de los bosques autóctonos dentro de nuestro marco de actuación que es nuestra Comunidad Autónoma. Personas con inquietudes naturalísticas, comprometidas con los objetivos del grupo y dispuestas a acudir a las reuniones semanales por lo menos, dos veces al mes. No se pide mucho. A cambio se obtienen importantes beneficios: conocer el Medio Ambiente, sus problemática y situación actual, acompañados por expertos guías de la naturaleza.
¿Dónde están vuestras inquietudes? Hay mucha tarea que realizar.Si se coordinan esfuerzos y voluntades podremos alcanzar la meta perseguida. No se trata de lanzar grandes teorías y sofismas que queden anclados en carpetas archivadas, o se los lleve el viento. Son necesarias REALIDADES. El aquí y el ahora se convierten en primordiales.
Por eso, si tu conoces a alguien en la Universidad , en tu círculo próximo, en el trabajo, o cualquier otro ámbito de la sociedad, que se sienta identificado con estas proclamas, este es tu momento. Convencele, esgrime los argumentos que nos identifican y se puedan convertir en una rama más del árbol que nos une hasta convertirnos en un frondoso bosque atlántico.
La cita, es el próximo martes 1 de Setiembre, a partir de las 19.oo horas en el Centro de Distrito de Basurto. No nos falles, os esperamos. Después de todo, siempre que escampa sale el arco iris. ¿Será cierto?


POR LA RUTA DE LOS ABADES

"SI NO PUEDES CAMBIAR EL MUNDO, CAMBIA TU MUNDO". De la película Contra la pared.

En el ángulo suroriental de la provincia de León, a la vera de los ríos Cea y Valderaduey, discurre esta ruta por Tierra de Campos. Sahagún, San Pedro de las Dueñas y Grajal de Campos son las tres localidades sobre las que versa nuestro recorrido. Para iniciar camino, bueno es degustar las distintas viandas que se dan en alguna de estas localidades. Ciñéndonos a la repostería, es conveniente probar los canutillos elaborados por las monjas del Monasterio de San Pedro de las Dueñas. En Grajal de Campos eran tradicionales la obleas con anises y en Sahagún acompañar el café o infusión con las conocidas galletas de hierro. Para llevar de recuerdo es necesario adquirir los amarguillos que elaboran las benedictinas.
Obviamente estamos en la estepa cerealista por excelencia. La cebada, la avena y algo de centeno resaltan por este paraje. Los girasoles retuercen su figura en busca de calor. En los campos de regadío vislumbramos, maíz, remolacha y alubias. Es muy generosa la huerta en estas lindes: patatas, tomates, acelgas, lombardas, zanahorias, nabos, rábanos, pimientos, guisantes, judías verdes alimentan a muchos lugareños. En cuanto a la vegetación que nos encontramos por el camino mencionar los siguientes: Moreras de cierta envergadura que son la verdadera pasión de los tordos y “pardales”; Acacias de sombra penetrante; Algún escaso ejemplar de “negrillo” que sobrevive a la grafiósis; Cerca del agua, los sauces en su variedad de especies forman sotos, junto con una especie autóctona que ha ido desapareciendo del paisaje leonés, nos referimos al álamo; Los endrinos y los espinos alabares aparecen en los linderos de los caminos. Respecto a las hierbas nos cruzamos con tomillo, tojo, retama, amapola, hierba de San tiago, achicorias, llantén, malvavisco, torvisco y alguna genista.
Los aviones, golondrinas y vencejos sobrevuelan los pueblos y las tierras durante esta estación veraniega. Los tordos y codornices se esconde entre los surcos de la tierra. Cuervos, grajas, urracas, mirlos y estorninos entonan sus cantos componiendo una bella melodía. Entre las rapaces el cernícalo, el águila ratonera, a la caza de topos, topillos y ratones, junto con milanos, lechuzas y mochuelos. Pero las verdaderas dueñas de este entorno son las palomas. Acurrucadas en los palomares que aún no han sucumbido al tiempo o el abandono. Son originales los picaportes en las puertas antiguas con forma de lagarto. Más bien salamandra, animales mágicos que preservaban a las viviendas contra los incendios. También los podemos observar en las campanas de las Iglesias.

En el apartado arquitectónico resulta imprescindible visitar en Sahagún la Iglesia de la Peregrina, aunque está rodeada de andamios y sometida a una exhaustiva reforma de cara al año santo Xacobeo próximo. Las Iglesias de San Tirso y San Lorenzo, presentan las torres más bellas del románico mudéjar. Desde 1170 se constató que los espacios eclesiásticos podían perfilarse también con ladrillo, y a menor coste por lo tanto. Este nuevo sistema de construcción ofrecía menor estabilidad y resistencia que los sillares pero incorporaba nuevos recursos plásticos islámicos a los edificios cristianos. Un nuevo léxico arquitectónico (arcos ciegos, recuadros, cornisas en nacela, frisos en esquinilla) moduló la epidermis de los paramentos y dispensó inéditos juegos de luces y sombras. Recorrer igual mente el perímetro del pórtico clasicista del real monasterio de San Benito. Sin duda, el mayor monasterio español del Medievo que feneció por culpa de las tropas francesas comandadas por Napoleón. Y por último, el convento de las benedictinas y su museo de arte religioso.


En San Pedro de las Dueñas destaca uno de los escasos monasterios benedictinos femeninos españoles con vida de clausura ininterrumpida desde su fundación (973) hasta hoy. Las geometrías del ladrillo, los capiteles románicos, el Cristo pendiente y los coros, junto con la portada del monasterio y el flanco de la Iglesia con su gran torre, son detalles a observar con sumo detenimiento. Además, quien quiera descansar, cuenta el monasterio con una hospedería.

Finalizando el itinerario, en Grajal de Campos no perder detalle de la plaza principal. A la que mira el palacio de los Condes de Grajal. Uno de los mejores ejemplos del Renacimiento en León. La fachada principal lisa con ingreso simple de medio punto, galería mirador de seis arcos. La iglesia de San Miguel de la que sobresale su torre. Y un caserío popular y porticado que son buen ejemplo de la arquitectura secular de esta tierra. De estilo renacentista, sorprende en su interior el habitáculo donde los Condes de Vega podían escuchar la misa desde su tribuna, una habitación del palacio situada sobre el ábside y oculta por rejería.
El castillo es la tercera muestra de arte renacentista en la localidad. La piedra procede de la montaña palentina y está compuesto de un gran cuadrado con cuatro torreones. Los muros están construidos en talud para resistir los impactos de la artillería, y se abren en multitud de troneras de trecho en trecho.
De regreso a la plaza, es conveniente buscar en una esquina un estrecho y lóbrego pasadizo en el que feneció el marido de Doña Urraca, Alfonso I.

martes, 18 de agosto de 2009

LA MIRADA INTELIGENTE

"LO QUE DIFERENCIA AL HOMBRE DEL RESTO DE LOS ANIMALES APARTE DE LA CAPACIDAD DE PENSAR ES LA DE DISFRUTAR DEL PAISAJE, ES DECIR, DE MIRAR EL PAISAJE CON MIRADA INTELIGENTE".
Josep Plá


La Fuente del Infierno es el punto de origen del nacimiento del río Sella. Al Norte de la provincia de León, el río de la tradición salmonera y de descenso vertiginoso, alimenta su cauce camino de la carretera que conduce a Oseja de Sajambre.


El hayedo que transita por el camino viejo en dirección a la Majada de Vegabaños, desde Soto de Sajambre, muestra su explendor, a la espera del otoño, donde mostrará su variedad cromática.En las setas, se pueden encontrar pequeños rastros de los habitantes de este tipo de bosque. Roidas en sus bordes, abastecen a la fauna autóctona. El serbal de los cazadores, el majuelo, y los fresnos conviven con robles y hayas predominantes en este entorno. Incluso podemos encontar un acebo con porte de árbol.
Desde el mirador del porro se puede obtener una vista panorámica de todo el valle. Rodeado de macizos montañosos y una cubierta vegetal espesal, el pueblo de Oseja de Sajambre aparece retratado diminutamente.

La humedad del hayedo mantiene intactas las gotas del rocío matutino. Las pistas que rodean al pueblo de Soto lo convierten en extremadamente accesible.Mantener su biodiversidad intacta es una cuestión de todos. Al encontrarse dentro de los límites del Paque Nacional de Picos de Europa, quizás, sea necesario ¿Poner puertas a la naturaleza? (Emilio Blanco et al, Quercus, agosto 2008). De esta manera, impedimos que se nos cuelen cazadores en busca del tiro de gracia en la piel de un corzo despistado. El agravante lo situamos, en el hecho de encontrarse acompañados por el guarda o agente medioambiental de turno.


Si todavía se disponen de fuerzas, podemos proseguir camino ascendiendo por la senda del arcediano en dirección a Amieva, en la provincia de Asturias. Las vistas una vez llegados a la cota máxima, resultan impresionantes, y un tanto bucólicas, con las vacas y caballos pastando libremente sobre unas praderas verdes sin barreras.




















viernes, 14 de agosto de 2009

REALIDAD DISTORSIONADA







Tres instantáneas y tres puntos de enfoque distintos. Aunque la toma sea el mismo día y desde el mismo ángulo, sólo varía el resultado final. Basta con tamizar la imagen con un programa de retoque fotográfico y su significado permutará.
A fin de cuentas, esto también sucede en la propia Naturaleza. No es lo mismo el porte y pose de un árbol en una estación cálida que en una fría. Es decir, no presenta la misma belleza y estampa atractiva en Otoño que en las gélidas tardes invernales. Aunque su misión sea siempre la misma: sujetar el suelo; oxigenarnos convenientemente; humecedernos cuando más lo necesitamos; darnos cobijo y sombra en un albergue improvisado y otra serie de características, de sobra conocidos por todos, que podemos resumir en una principal: Ser garante de la biodiversidad.
Pero no perdamos el hilo argumental inicial. También se pueden convertir los árboles en arte. Esculturas estoicas, atentas a las infinitas instantaneas fotograficas de los visitantes del museo. Considerándolos algunos como estrambóticos, fuera de lugar y espacio mientras que su autor los traslada a un espacio acotado, pintados todos de blanco en contraposición a sus estado natural. Esta exposición se puede visitar en el horario habitual del museo, en el MUSAC de León. Asi cada uno podrá sacar sus propias conclusiones y teorías sobre la obra artística mencionada.

miércoles, 5 de agosto de 2009

EL RIO DEL OLVIDO Y LA MAJADA DE VALDETEJA

Apenas son necesarios nueve kilómetros para el olvido. El que lleva adjunto el rió Curueño, en la provincia de León. Olvido de lo cotidiano para centrarse sobre lo cercano. El itinerario comienza pasado el antiguo balneario de las Caldas de Nocedo. Antaño sus aguas refrescaron los huesos y músculos de las personas aquejadas de males en las articulaciones. Hoy en día, no deja de ser un monumento más de piedra, no ajeno a las inquietudes de los grafiteros y proclamas independentistas. Pasado este punto, tomamos un puente a mano derecha y cruzamos el río por su vertiente izquierda. Lo vamos remontando entre la vegetación y riscos que acompañan el margen del caudal. Tras caminar cerca de un kilómetro, llegamos a un puente que debemos atravesar y continuar por la carretera. Poco más de setecientos metros por el asfalto, nos dirigimos a otro puente que cruzamos para encaminarnos a la Majada de Valdeteja.
El camino no tiene pérdida. Continuar por la calzada de piedra y arena en ligero ascenso progresivo. Permite contemplar un joven tejo al lado del camino. Sobrevive entre los robles, avellanos, y algún acebo camuflado en una rincón del camino.Con sus destellantes hojas, como si Don Limpio, acabara de pulirlas. Si en la mochila no se llevan víveres, podemos nutrirnos de los frutos silvestres que nos ofrece la Naturaleza. Las moras empiezan a a aparecer, el guindo silvestre, muestra sus diminutos frutos, en busca de una boca amable.

En apenas cuatro horas , la mañana pasa de largo sin apenas darnos cuenta. Paralelo al camino se vislumbra un pequeño rodal de hayas, a cierta altitud. Los serbales repletos de bayas, ofrecen su llamativo fruto a los otros habitantes del bosque, las aves. Agradecidas picotean de árbol en árbol entretenidas ante tanta tranquilidad.

lunes, 3 de agosto de 2009

POR LA SENDA DEL RÍO TORRE







El río Torre fluye montaña abajo en dirección a la localidad leonesa de Santiago de las Villas, al norte de la capital. Se trata de un pueblo pequeño, alejado de la carretera principal, de esos a los que se llega sin previo aviso. Estacionado el vehículo a las afueras del mismo junto a una explotación ganadera, seguimos la pista de la derecha que cruza un puente moderno y nos conduce por un paisaje tapizado de robles al principio a izquierda y derecha del curso fluvial, para continuar con las encinas hasta llegar al pequeño bosque de tejos. Ganando altura en la parte izquierda del arroyo, unos 15 tejos de diferente edad, porte y diámetro nos reciben tras una empinada subida. Separados a cierta distancia unos de otros, presentan alguna oquedad en el tronco. Permitiendo a otros diminutos habitantes del bosque pernoctar y morar en sus entrañas. El suelo calizo sobre el que se sujetan, con ligera pendiente, se muestra tapizado en distintas partes, cubierto por escobas, distintos tipos de gramíneas, por matas de té de roca, tomillo. La regeneración natural del tejo también se aprecia en el terreno. Dos tupidos setos del citado ejemplar son apreciables a distinta altura y alejados uno de otro por unos treinta metros. Era costumbre en la zona, podar las ramas de estos árboles para la bendición de las casas. Resulta conveniente recordar que este camino era zona de paso para las peregrinaciones jacobeas que hacían el desvío al Salvador de Oviedo e igualmente ,zona de tránsito para los rebaños transhumantes.




Por el camino el arrendajo defiende su terreno con sus proclamas a los cuatro vientos. Los pequeños carboneros y herrerillos revolotean de árbol en árbol ante la presencia del extraño. Un gavilán enérgico, aprovecha el suave viento matinal para planear y cruzar de un valle a otro. El manzano silvestre, carga sus ramas de tan apreciado fruto, a la espera de su recolecta a finales de setiembre. Deyecciones, huellas y rastros en distintos puntos del camino, nos avisan que circulamos por los dominios del jabalí, corzo, ciervo y conejo. Distintas especies de mariposa liban el néctar de cardos y flores que jalonan el camino. La sorpresa la encontramos en una pequeña pradera, a la izquierda, junto al río. Tres tipos diferentes de orquídeas sobreviven en esta época del año. Dos orchis y una dactylorhiza. Ahogan sus últimos días y nuestro paseo concluye en el mismo punto que lo iniciamos cargados de ganancias netas de biodiversidad. Otra experiencia más para añadir al zurrón de la incipiente “arba extrema”.

LA POLISEMIA DE LA NATURALEZA

Lo bueno que tiene desplazarse con los de “arba extrema” es que no te cansas de aprender cosas nuevas. Lo mismo empiezas el día “mariposeando”, es decir, viendo mariposas ziganeas, cuya peculiaridad es que son nocturnas pero de vuelo diurno. Que concluyes, el fin de semana retozando a la sombra de los chopos que escoltan el curso fluvial del Ebro. El argumento principal que nos reunió en Panizares, enclave burgalés, no era otro que el de conocer su Tejeda. Una primera intentona extremadamente apresurada no localizó el objetivo. Las altas temperaturas mellaron en las cabezas de los aventureros. Una segunda intentona menos extremosa, congrego a seis esforzados de la ruta. Siguiendo la pista de tierra que parte a la derecha de la Iglesia del pueblo, ascendemos en el pinar con la omnipresencia de quejigos y boj a ambos lados del camino. El guillomo atrae nuestras miradas, por su peculiar nombre y su aspecto. Unas peculiares flores llaman nuestra atención, se trata de las zanahorias silvestres, de color blanco pero que en el centro cuentan con unas partículas violetas o moradas que las hacen extremadamente atractivas para los insectos. Pasado un depósito de agua, que dejamos a la dcha.

Continuamos ascendiendo hasta alcanzar un collado. En el descenso nos adentramos en la Tejeda. Alguno de los expedicionarios resulta tan extremoso que con cierta frecuencia abraza a los tejos centenarios que fotografiamos. Entonces surge el momento mágico, como antaño cuando los jóvenes del pueblo invitaban a bailar a las lugareñas lanzando una rama de tejo a sus pies, sólo que estaba vez otro de los viajeros solicita la colaboración del resto, para quedarse en la soledad del bosque. ¿Cómo denominar a esta situación extrema de contacto en la intimidad entre el árbol y el hombre? Fitofilia, silofilia, admitimos nuevos vocablos.



Bajo el manto del cielo y al susurro de las campanas de la Iglesia de Panizares reposamos nuestros cansados cuerpos en una era. Todavía tenemos fuerzas para sorprender a una noctámbula luciérnaga. Y recibir una improvisada clase de astronomía con didácticos profesores.
La clematides, cornejo, aligustre, sauce, chopo, aliso, quejigo, madroño, sauco, tejo, arce, haya y acebo, junto con el rusco son algunos de nuestros acompañantes al peregrinar por el GR 99 que acompaña al Ebro , pasado el pueblo de Valdenoceda el domingo por la mañana. Concluida la visita, sólo queda confiar en que ya queda menos, para la próxima salida de los de “arba extrema”.