viernes, 24 de julio de 2009

DUDAS RAZONABLES


FUENTE Crónica Verde por César Javier Palacios 24/07/09
Una reflexión del autor sobre un tema muy actual para los conocedores del enclave y la importancia del mismo. De igual manera, se cierne la duda entre proteger la flora (bosque de tejos) o la fauna (pasto de gamos).
Es la última selva europea, un bosque de leyenda en una tierra legendaria donde las personas más ancianas afirman sin pestañear que allí, entre las raíces de alguno de esos tejos milenarios (y hay cientos), se esconde el fabuloso tesoro abandonado por los moros tras su derrota en Covadonga.
La
tejeda más grande del mundo, 8.000 tejos (Taxus baccata) agazapados en un inaccesible macizo calizo con vistas al mar Cantábrico, será próximamente declarada por el Principado de Asturias Monumento Natural, la joya del nuevo Paisaje Protegido de la Sierra del Sueve.
Pero ni su protección, ni el estar catalogada como
Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), va a salvar a esta impresionante tejeda, más bella y extensa que las más famosas de Irlanda e Inglaterra, de una lenta agonía. Porque ese bosque primario único está siendo asesinado por una gigantesca manada de gamos (Dama dama), allí llevada artificialmente sólo para satisfacer las aficiones venatorias de un selecto grupo de cazadores.
Sí queridos amigos. Os parecerá mentira, pero los gamos se están comiendo la tejeda del Sueve. No a los ejemplares gigantes, tan duros e inmensos como las rocas, pero sí a sus hijos, inexistentes desde hace 50 años. Y sin descendencia no hay futuro.
Esos herbívoros no son como los bellos
asturcones que corren por las praderas. Son unos recién llegados. Hacia 1960 se trajeron 50 del coto del Palacio de Riofrío (Segovia), y les ha ido tan bien que, a pesar de los disparos, son ahora más de un millar. 1.000 bocas hambrientas para las que los brinzales de tejo son un manjar irresistible. 4.000 patas pisoteadoras, en un paraíso donde los lobos, sus predadores naturales, han sido sustituidos por las escopetas.
Como nuestros políticos son siempre tan políticamente correctos, han decidido que entre las 150 cabezas que reclaman como máximo botánicos y ganaderos, y el millar defendido por los cazadores, lo justo es mantener entre 400 y 700 ejemplares. Suficientes para que nuestra maravillosa tejeda siga siendo devorada poco a poco.

viernes, 10 de julio de 2009

CONCIERTO PARA INSTRUMENTOS DESAFINADOS


Con este tipo de aberraciones, más de uno recarga su mochila personal de orgullo y buenas intenciones, sin darse cuenta, que perjudica a una inmensa mayoría de seres: desde los humanos, animales y vegetales.
Fuente Cesas Javier Palacios, 10 de Julio de 2009.
Dicen amar la Naturaleza, pero en realidad actúan contra ella. ¿Me pueden explicar qué tiene de ecológico organizar un macroconcierto para 10.000 personas en el corazón de la Sierra de Gredos, en un pueblo de 500 habitantes? Pues ahí lo tienen un año más en Hoyos del Espino (Ávila), esta vez una docena de espléndidos artistas en un lugar equivocado. Capitaneados por los incombustibles Miguel Ríos, Ana Belén y los Burning, ‘Músicos en la Naturaleza 2009’ quiere llevar el próximo 11 de julio la buena música a un Parque Regional protegido, a una zona de extrema sensibilidad ecológica, al último lugar donde un espectáculo de masas debería celebrarse.
Lo llaman la noche verde, pero el único verde que se verá esa noche, bajo miles de vatios de luz y sonido, será el de las botellas de cerveza.
Sin embargo, los organizadores lo presentan como una muestra más de su compromiso de responsabilidad social con el medio ambiente, una actividad de defensa y “puesta en valor” de nuestro patrimonio natural. Bienvenidos a la moda del “todo es compatible”, queridos hijos del rock and roll.
La elección del lugar no es casual. Trece años después de la declaración de Gredos como espacio natural protegido, la Junta de Castilla y León todavía no ha aprobado un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) que, con toda seguridad, prohibiría este tipo de festivales. Aunque tampoco importa demasiado, pues la actual ley regional del ruido debería impedir la celebración de un concierto que superará unos niveles sonoros por encima del máximo fijado de 95 decibelios, pero no lo hará.
¿Ecológico? Piensen en el despilfarro de combustible del público para acudir a tan apartado rincón, el consumo desmedido de electricidad, la salvaje acumulación de basuras, el peligro de incendios, el gasto nunca hecho público que costará tal evento a las arcas públicas.
Frente a tan gigantesco despropósito publicitario de un gobierno regional que pretende urbanizar Picos de Europa y hasta Numancia, no hay dinero para educación ambiental, ni para la protección de animales y plantas amenazadas, ni para detener la destrucción de los hábitats más vulnerables.
Conciertos en playas, en bosques, en montañas, en cuevas, en catedrales. Dice el refrán: “Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa”, pero eso ya no sirve. Ahora sólo interesa el más difícil todavía. El márketing. La imagen. Gastar mucho dinero en lo superfluo y ahorrarlo en lo verdaderamente importante. Quizá por eso el próximo concierto lo hagan en el circo (glacial) de Gredos, y llevarán hasta leones.