viernes, 15 de febrero de 2008

PAROLA, PAROLA....

Aunque efectivamente el día sea bueno,
haya trigo en las eras
y los árboles
extiendan hacia ti sus fatigadas ramas, ofreciéndote
frutos o sombras para que descanses.
Ángel González
Dice la canción en italiano, lo que nosotros podemos traducir, como palabras, palabras que cada cuatro años los distintos representantes de los partidos políticos se apresuran a pronunciar aventurando futuras estrategias en distintos campos: social, político, económico, jurídico, administrativo, cooperación y desarrollo, religión, emigración y como no, medioambiental, que es lo que a nosotros nos preocupa y ocupa. El cambio climático se ha convertido en el épigrafe estrella de casi todos los programas electorales de los aspirantes a tener representación en el arco parlamentario. Me viene a la memoria una frase que escuche hace unos cuantos años y dice lo siguiente:
" Hemos aprendido a dividir el átomo antes que unir a la Humanidad".
Nunca más cierto este ejemplo, para trasladarlo a la futura política forestal de los rectores políticos. Entre sus estrategias, por lo leído, visto y escuchado hasta el momento, destaca la cantidad sobre la calidad, el eterno debate de primar las cifras sobre otros valores, que muchas veces resultan más importantes que los simples números. Cualquiera que indage por las iniciativas electorales de los aspirantes puede constatar estos hechos.
A principios de año, un portavoz cualificado del partido en el Gobierno avanzó la idea de financiar la plantación de 45 millones de árboles , de especies autóctonas con la máxima capacidad de actuar como sumidero de dióxido de carbono, y promover la gestión sostenible de los bosques. Esta primera andanada aparece ahora impresa en el programa electoral de sus partido.
Por otra parte, hace una semana, el líder del partido en la oposición, desconocemos si asesorado por su primo y su ayuda - visible o conocida- prometió plantar 500 millones de árboles durante la próxima legislatura si resultaba electo. Puestos a echar números nos percatamos que si desglosamos estos dígitos obtenemos el siguiente resultado:
300.000 árboles al día
14.000 árboles a la hora.
238 árboles por minuto.
Mientras que los representantes de más izquierda prometen crear el Fondo de Mantenimiento Forestal, que gestionado por los municipios permite mantener los bosques, otro organismo que cede las competencias en materia forestal a los Ayuntamientos.
Tampoco conviene pasar por alto, la iniciativa de nuestro Gobierno Autónomo, que por medio de un acuerdo auspiciado por la Premio Nobel de la Paz, Wangari Muta Maathai, se comprometieron a financiar la plantación de una cifra elevada de árboles en el Bosque del Congo para proteger los bosques y favorecer la fijación de los niveles de dióxido de carbono. Una iniciativa loable, pero que con menos dinero y más voluntad se puede hacer dentro de la propia Comunidad.
Lo que resulta evidente es que las masas forestales nos siguen ocupando y preocupando, como lo pone de manifiesto Santos Casado en su ártículo del mes de Febrero en la revista Quercus:
"El árbol, en singular, y el arbolado, en general, son símbolos casi unánimes de la moderna conciencia ambiental en la sociedad española".
Por eso, empleando una expresión de un candidato, "no le quepa la mínima duda" a usted, al otro, y al de más allá que los plantabosques continuaremos con nuestra azada y nuestro saco repleto de bellotas y otros frutos del bosque en la impagada pero fructífera faena diaria de plantar: un acebo para el gélido invierno; un roble por aquí; unos sauces y alisos por allá, cercanos al arroyo; un serbal para las pequeñas aves y un diminuto plantón de fresno para que las ovejas puedan llegar a cobijarse bajo su sombra y sigan abonando las tierras y pastos por las que transitan, propagando las semillas de aquellas especies que rumian.