viernes, 18 de diciembre de 2009

ANTONIO GAMONEDA Pasión en la Mirada

En la selva roja donde el agua nunca
la luz destella, ni, de oscuras ramas,
un pájaro revuelve la espesura
y, luego, lento en el azul se eleva
y el canto le sostiene y pacífica;
en esta oscuridad que se respira
y a sí misma se ignora, pero siente
los pies descalzos del pastor, la lluvia
que oscurece las hojas y perfuma
el liquen y refresca la madera,
aquí no deja pasar la noche,
en larga suavidad: lame las grutas
donde vive la sed y desliza
entre las ramas cautelosas. Siempre
pasa la noche pero el día nunca,
ni el rostro amado que bajar quisiera
hasta aquel, la maleza y envolverse
en el silencio de la selva; nadie,
ni aquella ronca vibración de oro
de la abeja nupcial; naturaleza
que al solo oculto corazón escucha latir en soledad, pero llorando.

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