viernes, 13 de junio de 2008

VIAJE EN EL TIEMPO










En infinitas ocasiones los libros nos permiten involucrarnos en universos mágicos. Dejamos volar la imaginación para sumergirnos en lo que la lectura nos cuenta. Pero en este caso, basta una pequeña visita por la Costa Occidental de Gipuzkoa, para descubrir los tesoros que ésta esconde.

Nuestro particular “libro” comienza en Deba y termina en Getaria, resulta completísimo, con sus hojas y capítulos detallados, siendo el epígrafe más importante el de Zumaia, concentrándose su relevancia en apenas 100 metros de costa.

Pero pongámonos en antecedentes. Hace 4.500 millones de años nació nuestro planeta. El 70% de las especies del planeta se extinguieron por la colisión de un meteorito. Algo tangible por los yacimientos de fósiles marinos de Zumaia. Euzkadi estuvo sumergida en el agua, fue mar, mientras que las montañas más altas eran arrecifes coralinos. La acción continua del mar ha propiciado la emersión de valiosos estratos rocosos que representan millones de años de historia geológica. Conocida esta formación con el vocablo FLYSCH (palabra noruega que se traduce como deslizamiento, empleado por lo geólogos como un término común, aunque no se corresponda expresamente por el fenómeno que se produce en Zumaia, ya que se trata de una sedimentación)
La secuencia de capas de flysch tiene la particularidad de conformar una serie prácticamente continua de cerca de 60 millones de años (desde hace unos 110 millones de años hasta hace unos 50 años), en la que podemos resaltar grandes eventos y cataclismos de la historia de la tierra. Como estos dos límites más reseñables:
1. Límite de los dinosaurios: Era Eoceno-Paloceno.
2. Límite del cambio climático: Era Paloceno-Cretacio Superior.

Estos hitos los apreciamos in situ, de primera mano:

· En la zona de Algorri, donde la erosión del mar pone al descubierto la capa de iridio, que es atribuida al impacto de un gran meteorito sobre la Tierra hace 65 millones de años, y que se cree fue el causante de la desaparición de los dinosaurios.
· En los acantilados de la playa de Itzurun, abierta al mar Cantábrico, bajo la protección de la Ermita de San Telmo, patrón de los navegantes. Al transitar por los mismos apreciamos las capas duras y blandas, emergidas de las aguas y relacionadas con los estudios referentes al cambio climático.

Igualmente, en las losetas que circundan el perímetro de la Ermita, encontramos icnofósiles como el que se muestra en una de las fotografías que acompaña este texto.
Por último, un viaje en barco de aproximadamente 40 minutos, partiendo desde la bocana del puerto hasta los lugares reseñados, nos permitió obtener una panorámica diferente de nuestra visita terrestre incluso vislumbrar en la lejanía el cabo Matxitxako.




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