lunes, 19 de mayo de 2008

LO QUE EL OJO NO VE







!Por fin! La diosa Mari, madre de la Naturaleza, nos permitió acceder al Biotopo protegido. Era una espinita que teníamos clavada los integrantes de TXIRPIAL. Despúes de varios intentos por conocer sus encantos, al final el pasado sábado 17, seis intrépidos expedicionarios de este colectivo, logramos adentrarnos en sus entrañas.
La aventura comenzó en Urigoiti, donde aparacamos los coches y comenzamos a subir las primeras rampas. A lo lejos una primera fotografía del Karst de Itxina nos vaticinaba buen tiempo.
El macizo de Itxina se encuentra en el interior del Parque Natural de Gorbeia. Constituye un gran afloramiento de calizas del complejo Urgoniano en el que se han producido interesantes y complejos fenómenos kársticos.
El interés de esta área es múltiple. Su interés geomorfológico radica en la profusión de formas kársticas, tanto superficiales como subterráneas, entre las quedestacan el conocido Ojo de Atxular, la gran grieta central,la dolina de Axlaor y la cueva de Supelegor.
Tras una parada en la fuente, a la altura de Itxinakoa atxak, penetramos en un tupido bosque de hayas, que nos traslada a un bosque mágico, donde los elfos, trasgos, duendes y hadas susurran en voz baja pequeños comentarios ante la visita de estos extraños gigantes.
Un paisaje descompuesto y solitario, en el transcurso del tiempo solamente compartido por algún pastor y los carboneros que encendían sus humeantes txondorras, esas pilas de leña que servían para hacer el carbón.De las que dimos cuenta, clavando nuestro bastón en el suelo y extrayendo carbón vegetal. Siguiendo las indicaciones de nuestro prometedor guía nos encaminamos hacia la puerta de entrada, Ojo Atxular.
Atxular Atea
ha sido la puerta utilizada durante siglos por pastores, carboneros, leñadores y de montañeros. Los montañeros ansiosos de curiosidades recorrimos perplejos este inquietante mundo de dolinas, cuevas, picachos, cárcavas, pináculos, agujeros... en una atormentada geografía que fascina a cualquier mortal.
Este maravilloso enclave se encuentra totalmente "pintorrojeado" de marcas de todas clases para indicar los caminos. Lo que nos facilitó el recorrido para llegar a la Chabola de Elejardi. Un pequeño descanso para reponer fuerzas y engullir alimentos.
Pequeños detalles, nos permitieron descubrir alguna orquídea camuflada entre la pradera, y un cortejo florísitico propiamente de montaña, salpicados de pequeños rodales de tejo y abundantes espinos albares en flor.
Florísticamente, destaca por ser una zona de gran interés muscinal, con más de 175 especies de musgos y hepáticas catalogadas. Un aspecto que contribuye a esta riqueza lo constituye la abundancia de madera en descomposición, albergando comunidades de briofitos lignícolas muy difíciles de observar en otros lugares de la Comunidad Autónoma del País Vasco dada la explotación forestal a la que se ven sometidos nuestros montes. Esta riqueza florística se ve aumentada por la presencia de especies
singulares en los crestones y paredes verticales.
Una vez repuestos comenzamos el descenso, preocupados por que las plegarias a nuestra Diosa de la Naturaleza no fueran fructíferas, y ante la vacilante niebla que nos acechaba. Atravesando el Kargaleku, lugar empleado por lo carboneros para bajar el carbón a los puntos de destino,descendimos hacia las campas de Arraba. Paralelos al refugio del club de montaña Ganguren, hacemos un inciso en el descenso, para contemplar el retozar de los caballos en las inmensas praderas.El estomago empieza a emitir extraños ruidos, avisandonos que la hora de comer esta cercana. En Pagomakurre, en el area recreativa, establecemos nuestro campo base para comer y entablar una entretenida tertulia, a pesar de la chispeante lluvia.
Todavía estamos a mitad de camino de nuestros vehículos, y apresurados por la climatología adversa buscamos entre el bosque frondoso la pista correcta para llegar a Urigoiti. Hidrogeológicamente, Itxina destaca por ser una cubeta endorreica que drena de forma subterránea el agua de lluvia, siendo su principal Manantial de Adabide. Tras unas cuantas instantáneas del lugar, nuestros pasos se aceleran de forma vertiginosa porque la lluvia nos acompañó desde este tramo hasta el aparcamiento de coches.
Desde el punto de vista faunístico es significativa la presencia de al menos ocho especies de quirópteros, además de la fauna rupícola y forestal que habita elmacizo de Itxina.También nos percatamos de rastros de jabalí, por las hendiduras en el suelo, en las que clava el morro en busca de alimento. Y otras más pequeñas, tal vez procedentes del zorro, para el mismo menester.
La espuela la puso el zumo de cebada y trigo en los bares de Orozko, con una oportuna visita al Museo de la localidad, para ver la exposición que nuestro grupo tiene sobre el Bosque y la Biodiversidad en la Comunidad Autónoma.


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