viernes, 27 de mayo de 2011

AL ENCUENTRO DEL MANÁ

Al Noroeste de la capital vasca, en un pequeño desfiladero conocido como el Barranco de Oca, entre las Sierras de Badaia y Arrato, florece cada mes de mayo, con diferencias en las fechas según las temperaturas, el fresno de flor o árbol del maná (fraxinus ornus). Aprovechando la jornada de reflexión, y para conmemorar el Día de la Biodiversidad Biológica, el viajero se adentra en este recóndito paraje para presenciar este fenómeno, abriendo las puertas del campo.



Se trata de una especie puramente mediterránea y en el País Vasco se encuentra catalogada como “rara”. Sólo en bosques mediterráneos de Valencia y Alicante, como el carrascal de Alcoy, dentro del parque  natural de la Font Roja, se pueden encontrar ejemplares de similar importancia a los que florecen en este enclave alavés.

La encina carrasca es la protagonista secundaria en este reservado lugar. Por ese motivo las cortas, el fuego y su aprovechamiento están regulados por la normativa vigente de la Diputación Foral Alavesa competente en este terreno. El durillo, otra especie difícil de observar, también habita por esta zona, además de majuelos, arces, quejigos y robles, algunos descomunales,  junto con madroños y fresnos.


Jacintos, genistas, gordolobos, aguileñas y  orquídeas florecen en los lindes del sendero y en las praderas colindantes. Mientras que a cierta altitud, más de seiscientos metros aproximadamente, estas últimas se encuentran marchitas y quemadas por los rayos solares. Había una notabílisima presencia de anacamptis pyramidalis como la de la fotografía.

En una jornada de transición electoral, entre tanta lengua bífida y viperina que pulula en nuestra sociedad, no podía faltar como colofón a esta jornada esta serpiente que no reptará más por este valle.



Un botín enriquecedor lleno de ganancias netas de biodiversidad.

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