lunes, 12 de noviembre de 2007

Doble acierto de ARBA

JOAQUÍN ARAUJO
Blog en el diario el Mundo

1 de octubre de 2007.- Las siglas corresponden a la Asociación para la Reproducción del Bosque Autóctono. Y no encuentro más que enormes aciertos en su nombre, primero, y en todo lo que hacen, después.
Lo de la denominación viene a cuento de que siempre he considerado fenomenal equivocación haberle puesto el género masculino a algo tan claramente femenino como el árbol, cuando tan claramente se aprecia que es ARBA.
Los árboles deberían leerse, escribirse pero sobre todo sentirse como elementos asistenciales, genésicos, participativos, complementarios y, sobre todo, maternales, es decir genéricamente femeninos. O al menos que tuviéramos la opción de elegir como sucede con bosque, que tiene todas estas otras sinonimias femeninas: selva/floresta/foresta/arboleda.
¡Qué lucidez, por cierto, que fruto y fruta sean la misma realidad! Si acaso con el matiz bien conocido de que solemos reservar el masculino para las cosechas más virtuales. Algo así como los frutos del esfuer... Los de la huerta y la arboleda domesticada pueden ser calificados con los dos géneros…masculino para lo que nace más cerca del suelo, femenino para lo que pende a considerable altura.
Pero volvamos a ARBA. Querer recuperar al bosque autóctono otorga otra medalla de oro a esta organización. Porque implica un anhelo de sensatez. Frente al grosero incremento de cultivos forestales, que a menudo no tienen las mejores condiciones ambientales y que ni siquiera pueden ser calificados de bosque, estos esforzados naturalistas consideran imprescindible dejar hacer a lo espontáneo. Que, por cierto, sabe mucho mejor que nosotros como, donde y cuando proceder a la hora de que se recuperen sus viejas creaciones.
De hecho cuando menudean tantos proyectos de reforestación. Cuando por mor del cambio climático, quien más quien menos, entre los que me cuento, andamos plantando árboles como posesos, Incluso, cuando no hay administración que no quiera poner millones de árboles sobre el terreno. Aún así, insisten los de ARBA, y conviene escucharles, que es prioritaria la total protección de los bosques más naturales que nos quedan. Que conviene destinar esfuerzo y dinero a que no se nos queme, degrade o mengue ni una sula de las grandes masas forestales que están donde deben estar. Sin descuidar el hecho de que el tiempo y el mismo bosque son dos grandes sembradores de árboles. En esto de ayudar a la Naturaleza a menudo se nos olvida que pocos actos resultan más favorables que no hacer nada en absoluto. Dejarla actuar es todo un éxito: para Ella y para nosotros….

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